Por Ángela Polo Maldonado
Un tema que ha generado debate, inconformidad,
puntos a favor y en contra, en fin, un tema que asedia la opinión política y
ciudadana, una temática que esperanza a muchos, pero también atemoriza a otros.
Colombia abrió paso a los diálogos de paz, un posible medio para intentar
instaurar la tan anhelada tranquilidad
que desea y ha estado esperando el país por mucho tiempo. Después de estar
largos años sumidos en la violencia y opresión
por las Fuerzas Armadas Revolucionarias, de Colombia (Farc) para muchos ya es hora de poner fin a la guerra, pero
también hay preocupación de qué costará
tan anhelado deseo.
En anteriores gobiernos,
también se intentó entablar un proceso
de paz, pero los resultados no fueron fructíferos. Hoy día los colombianos del
común y gran parte de la élite política de los diferentes partidos expresan sus
perspectivas, y, sin lugar a duda, todas las opiniones
son diversas, no se puede negar que hay escepticismo en la situación por
una sencilla razón, hay desconfianza, hay temor, temor que se va acrecentando
día tras día al ver nuestros televisores
plagados de noticias violentas, atentados, secuestros, donde se hace evidente
el papel antagonista de esta historia,
historia que pareciese que tuviese fin.