Por William Cadena
Aunque a ciencia cierta no
se supiera si Robin Williams seguía consumiendo algún tipo de droga o bebiendo
alcohol de forma clandestina, o cuáles eran las verdaderas causas para tomar la
decisión de quitarse la vida, es inevitable evocarlo en la mente sin verlo dichoso
y feliz.
Estaba enamorado de su
trabajo como actor y, seguía ejerciendo ese sueño desde la juventud, así que
eso era siempre lo que ministraba cuando le tomaban una fotografía, daba una
entrevista o aparecía en sus cintas cinematográficas. ¡¿Qué más podía exigirle
a la vida?! Tal cual se enamora una mujer de una flor, para alimentarla con
agua y ponerla todos los días bajo la luz solar con la protección de sus manos,
Williams se enamoró del oficio que había convertido en el estilo de vida más extraordinario
que jamás haya podido anhelar.