Los tres ríos que proveen a Santa
Marta de agua (el río Gaira, Piedras y Manzanares)
no son suficientes para cubrir las necesidades de este recurso en la totalidad
de la ciudad.
El
crecimiento continuo y acelerado de la población ha ocasionado un aumento en la
demanda de este recurso natural, que solo llega a cubrirse en el 75% del
territorio, según la empresa encargada de la administración y suministro del
agua en el distrito, Metroagua.
La
ciudad no cuenta con un sistema de acueducto apropiado para la cantidad de
personas que la habitan actualmente. El acueducto existente se diseñó cuando la
ciudad contaba solo con 200.000 personas; por esta razón, este acueducto no
abastece a los 600.000 habitantes que residen actualmente en Santa Marta.
Hace 20
años, el acueducto es obsoleto, afirma Carlos Hernández, coordinador de calidad
del agua de la Secretaría de Salud.
Las
redes viejas no alcanzan a llegar a nuevos barrios, como por ejemplo, El Cisne,
La Paz, El Yucal, entre otros. Estos barrios se han ido creando, según va
aumentando la población que ven en esta ciudad un destino para establecerse.
Las
personas que habitan en el barrio centro no cuentan con un servicio óptimo de
agua debido a que las redes son las más antiguas de la ciudad; esto ocasiona
que las tuberías segreguen partículas que contaminan el agua.
Hace 20
años se realizó la concesión distrital que le delegó a Metroagua el manejo
total de las aguas; eso comprende las redes fluviales, acueducto y el
alcantarillado. A pesar de la concesión y los proyectos que se han realizado
con el objetivo de optimizar la administración y utilización del agua, los
ciudadanos aún no están conformes con la gestión que se le ha dado hasta el
momento.
Los barrios más
afectados son Villa Dania, Montebello, La Paz en su zona alta y Don Jaca. Estos
sectores no solo carecen del servicio del acueducto, estos tampoco poseen
servicios de alcantarillado sanitario.
En las áreas
urbanas que no alcanza la red de alcantarillado, los hogares crean fosas
sépticas como alternativa artesanal al problema.
Las fosas son
una excavación en el suelo próximo a la vivienda. La dimensión de las fosas
depende de la cantidad de personas que vivan en la residencia. Este hecho crea
una problemática doble; por un lado, la contaminación del entorno en los casos
de rebosamiento de las aguas negras por falta del mantenimiento adecuado de
estas.
El otro
problema que estas posas generan, es que se han dado casos de desbordamiento de
aguas contaminadas que alcanzan las vías fluviales, las cuales son la fuente
prima de agua potable del mismo sector y sectores aledaños.
La
mezcla de las aguas negras y las aguas grises (las que provienen del uso
doméstico: lavar ropa, utensilios o cocinar) promueven focos infecciosos en
varios lugares de la ciudad. Esto se presenta cuando el vertimiento de estas
aguas se empoza en desniveles que frenan su recorrido.
Virginia
Gutiérrez, la referente de saneamiento básico de la Secretaría de Salud de
Santa Marta, se encarga de coordinar el Programa de entorno saludable, el cual
busca enseñar a la población que utiliza fosas sépticas a conocer y aplicar el
adecuado procedimiento de su limpieza, por medio de charlas pedagógicas con
folletos, rotafolios y diapositivas. Gutiérrez asegura que no es totalmente
adecuado que los ciudadanos limpien manualmente los tanques sépticos, sino que
la forma ideal es contratar una empresa especializada en el procedimiento de lavado
y limpieza óptima.
La
Secretaría de Salud se encarga de inspeccionar y vigilar cuando se presentan
reboses de manjol y obstrucción de tuberías. Cuando se dan estos casos, la
Secretaría pasa el informe
inmediatamente a Metroagua, que es la empresa que se debe encargar de realizar
el arreglo y mantenimiento pertinente. Si no se trata este problema, se
generarán malos olores, vectores infecciosos, moscos y gusanos.
El sistema que maneja la
Secretaría para el control y vigilancia de la calidad del agua se basa en 46
puntos estratégicos de recolección de muestras de agua. Son 46 grifos sellados
de los cuales mensualmente los técnicos encargados recogen muestras de cada
punto para llevarla al laboratorio especializado que muestra los resultados de
la calidad del recurso natural en 4 categorías: sin riesgo, bajo riesgo, riesgo
medio, riesgo alto. En dicho laboratorio, suben las muestras a un software
especializado llamado Sivicap (Sistema de vigilancia calidad agua potable).
Los resultados del Distrito,
por lo general, oscilan entre sin riesgo y bajo riesgo. El mes de enero y
febrero arrojaron sin riesgo, la más reciente ocasión en que ha llegado a estar
en riesgo medio fue en los meses de septiembre y octubre de 2012 y se dio
debido a las conexiones ilegales que hacen algunas personas, ocasionando así
que se filtre arena y agentes extraños que contaminan las fuentes hídricas.
El Departamento
Administrativo del Medio Ambiente (Dadma) se encarga de vigilar que los
procedimientos de abastecimiento y cuidado del medio ambiente, con respecto al
manejo de las aguas, se lleven de la manera adecuada. El Dadma trabaja en los
sectores aledaños al perímetro urbano en los que la Secretaría de Salud no
tiene control.
Este Departamento conoce a
profundidad estas zonas y trabajan constantemente en mejorar su calidad de vida,
explica Christian Ñungo, el ingeniero ambiental del Dadma.
El acueducto existente
maneja una corriente de 700 litros por segundo; actualmente, hay un presupuesto
aprobado por el Ministerio de Salud para construir otro acueducto que pueda
abastecer las necesidades de toda la población y bombeará 1.400 litros de agua
por segundo.
También se está estudiando
la posibilidad de obtener otras fuentes hídricas de abastecimiento, donde la
más conveniente es la del Río Don Diego, ya que su cauce es permanente; es
decir, nunca baja a estado crítico su nivel y las aguas son aptas para el
consumo humano.
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