La población ya está cansada del plástico que es arrojado en mares y ríos produciendo así un
efecto nocivo a la fauna y flora acuática. El ser humano no está exento de
esto, pues, el agua es vida, y está ligada a todas nuestras actividades
cotidianas: al lavarnos los dientes, tomar un café por la mañana o hervir algún
alimento. Por otro lado, dicha contaminación también afecta al suelo,
envenenando los cultivos y esterilizando
la tierra.
Los moradores de Riofrío viven en una especie de apatía con
los dueños de las fincas, no solo porque los hacendados no se hacen
responsables del manejo de los residuos sólidos de sus actividades bananeras,
sino de la contaminación que esta trae ya hace más de 10 años.
María González, una madre de 3 niños y cabeza de hogar,
dice que está agradecida porque trabaja en una de las fincas y lo que recibe es
lo que le da de comer todos los días, pero que, por tantos tóxicos que caen en
el río, tomar agua de él se ha vuelto su peor enemigo. “Los niños no dejan de
enfermarse, sino es diarrea, es dolor en el estómago, esa agua, está muy
contaminada. Además, no son mis hijos los únicos enfermos en toda la región,
acá todos estamos enfermos. El señor Agustín Méndez vivía a una cuadra de mi casa, él murió, nadie supo
por qué, pues era un hombre alto y fuerte, pero, luego, los de la morgue
dijeron que su muerte fue por intoxicación, su casa quedaba al lado del río,
tomaba esa agua y tenía una parcela, o sea,
que comía productos regados con ese mismo líquido”.
Podemos apreciar residuos plásticos por todos lados,
ocasionando diferentes contaminaciones, por ejemplo: contaminación visual, ya
que en las vías se encuentran tirados los plásticos; además, muchos de estos
residuos, en temporada de lluvia, son arrastrados por todo el pueblo.
Contaminación fisicoquímica, los residuos también se encuentran incorporados en
las corrientes de agua superficiales que abastecen del preciado líquido a todo
la población, la calidad del agua es mínima y produce enfermedades; de igual
manera, la composición química de estos residuos plásticos sometidos a la
radiación solar produce el desprendimiento al aire de finas partículas de
dioxinas, que contaminan el aire, afectando las vías respiratorias y órganos
vitales de los moradores del pueblo.

La Corporación Regional del Magdalena, Corpamag, es un ente corporativo de carácter
público encargado de administrar el medio ambiente y proteger el desarrollo
sostenible del Magdalena. Según www.eltiempo.com, Sección Otros, del 12 de
abril de 1995: “Corpamag inició en el 1994 un proceso de concertación con las
industrias bananeras y palmeras para emprender un plan de recuperación de la
Zona”.
De manera irresponsable, los
productores no ejercen control sobre los residuos plásticos, los recolectores
no hacen su trabajo y Corpamag “castiga” a los infractores ambientales con
sanciones mínimas y, aún así, el problema sigue avanzando. La comunidad espera que las organismos responsables ejerzan su trabajo de forma eficiente para garantizar un desarrollo sostenible, que vaya de la mano con el avance industrial y la protección de la naturaleza.
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