Por Shadya Torres Harvey
Los últimos 13 años en los que
Álvaro Uribe Vélez ha logrado enamorarse del poder y no de Colombia, han
provocado una de las divisiones y polémicas más grande entre los ciudadanos, el
estado colombiano y todos los que por inercia y efectos terminan mezclándose en
esta lucha de poderes
No es un secreto para ninguno
de nosotros lo bueno que es el Ex presidente Uribe entrometiéndose en los
problemas que atañen al país de la forma más negativa que puede existir, el
hecho de generarle a toda una nación la duda sobre un supuesto “atentado” contra el helicóptero
de la Fuerza Aérea colombiana, Black Hawk, el pasado 4 de agosto a las 8:40 a.m., donde murieron 16 policías.
Las
especulaciones y reportes del incidente siempre arrojaron que fueron a causa de
una caída accidental, donde el mal clima y una topografía agreste
provocaron la tragedia; sin embargo, el tan sonado senador Álvaro Uribe Vélez,
caracterizado por su particular forma de incidir los procesos llevados en
Colombia, sobre todo el Proceso de Paz, brilló y explotó la polémica en torno a
que si realmente el descenso de la nave se debió a un accidente o que si las
Farc nuevamente habían atacado al pueblo colombiano estando en medio de los
llamados diálogos de paz.
Si
bien el proceso de paz no ha sido el mejor, ni mucho menos de grandes
resultados, es en lo único, que como habitantes de un territorio en guerra,
podemos confiar, esperando que por fin se logre el cese bilateral del fuego, a
la final los muertos son seres humanos y con una nacionalidad compartida con
aquellos que no nos sumamos a un conflicto
de más de 50 años, al que no somos indiferentes.
Para
quienes creemos en que la reunión en La
Habana del gobierno de nuestra República con los enviados por las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia resulta casi que molesto, para evitar una
afirmación, el que este señor que no ha superado que el “poder” político se le
está saliendo de las manos, cada que puede juegue con los sentimientos y
esperanzas de todo una nación que espera el fin de los enfrentamientos
absurdos en los que por naturaleza todos somos los afectados.
Lo más justo sería que desistiera de la idea de
que Colombia aún continua bajo su mando, la verdad, estoy por considerar que el
motivo por el que Uribe sigue creyendo en su poderío, se le atribuye a mis
compatriotas masoquistas, que lo alimentan al declararse fieles al Uribismo,
ignorando el daño que la administración de este personaje nos causó desde diferentes esferas sociales y sectores,
o peor aún, lo ignorantes que son al pensar que las problemáticas de hoy son
solo causadas por el actual gobierno.
No defiendo ni me declaro simpatizante del
gobierno del presidente Santos, pero reconozco que creo en la esperanza que
brinda la idea de que en las mesas de negociaciones en Cuba se
pueda alcanzar por lo menos el inicio de un postconflicto o de una
nación en “paz”, claro reconociendo que esto es solo un factor del anhelo de
millones de colombianos y definitivamente, con las ganas bien puestas me
declaro anti-Uribista, en contra de una persona que gesta un movimiento que no
construye, si no que critica y atrasa en diferentes formas la el progreso.
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