A la
espera de una conclusión por un proceso que solo está en manos del Estado
colombiano.
Por Enrique Andrés Medina
Colombia, subdividida
actualmente en dos flagelos políticos: el uribismo y el famoso proceso de paz,
que han formado una sucesión de confluencias en la que mucho se habla y poco se
hace. Es decir, que el pueblo colombiano
aún no tiene claro lo que pasa realmente en los diálogos de La Habana y han
mantenido en una especie de ‘urna’ en lo cual nadie tiene conocimiento de todo
los anticipes de este suceso. De ahí se salpican tres sujetos que la conforman:
el presidente Santos, las FARC y el Gobierno Nacional.
Es como el Partido Centro
Democrático, liderado por el ex presidente de derecha Álvaro Uribe Vélez,
intenta a toda costa descubrir esos ‘secretos’ que mantiene el Estado como tal y
cuestiona una paz sin concesiones que, de una u otra forma, tiene a toda
Colombia en la expectativa de cuál sería el futuro del país; si los actos
terroristas finalizarán y la paz una realidad materializada.
Por lo tanto, es evidente
que ha sido un tema muy controversial dado que el presidente Santos se ha catequizado
en la ‘marioneta’ de la milicia en la que reproduce todo tipo de ficciones
piadosas a la comunidad, mientras que en otras zonas del país ocurren actos de
vandalismo que en pocas palabras estamos retrocediendo hace diez años en el
gobierno de Andrés Pastrana.
Además, no es justo que este
grupo insurgente haya cometido actos de lesa humanidad y quiere como una de sus
condiciones ser miembros de la curul del Congreso de la República. Más aún, no pagar
condenas en los centros penitenciarios; a pesar de todo esto debemos premiar
con distinciones por todo el daño y sufrimiento que han ocasionado en los
últimos años.
Finalmente, admito que no es
por apoyar al ex presidente Uribe, pero cubría la seguridad de su patria y
acabó con grandes cabecillas a diferencia de ‘Juanma’ en lo que carácter y
seriedad le ha quedado grande. Al mismo tiempo, no puede seguir burlando al
país con sus palabras que el viento las suele llevar; debe luchar por la
justicia, la impunidad para que nuestros compatriotas anhelan para una vida
digna
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