Con sus constantes contrataques, la paz en Colombia se
convierte en una utopía.
Por Olga Ortiz Barón
Ha quedado evidenciado desde hace tiempo todo lo que ha
hecho nuestro expresidente y actual senador de la república, Álvaro Uribe
Vélez, por rechazar de antemano los avances que se han obtenido del proceso de
paz. Y no solo él, sino también todos los uribistas que constantemente atacan y
critican toda acción que se realice en pro de lo que los colombianos tanto
anhelamos.
Aun no se han dado cuenta que están tan estancados en la
guerra y son incapaces de ver hacia el futuro, solo por el simple hecho de
basar su pensamiento en una sola posición estrecha que no les permite ir más allá
de lo que su cabeza les dice, ni de apreciar el momento histórico que hoy en
día atraviesa el país. Y, unicamente, empeñados en estar en contra de cualquier
propuesta que conduzca a Colombia hacia la paz.
Y es que parece que Álvaro Uribe se empeña en rechazar
cualquier propuesta, para bien o para mal, y sólo se enfrasca en que la verdad
absoluta existe si él es quien dirige a este país; tanto así que hasta lidera
marchas que van en contra del proceso de paz disfrazadas bajo estrategias de persuasión para que el
pueblo colombiano también caiga en el error de oponerse a los avances que se
han logrado con los diálogos de paz.
Sabiendo los uribistas y nuestro senador que, inclusive, el
Gobierno les ha tendido la mano para crear alianzas entre los diversos partidos
con el fin de que todos pudieran participar en el proceso, pero Uribe, y hasta
Óscar Iván Zuluaga, prefirieron dejarle la mano tendida y seguir en una guerra
que no le aporta ni un granito de arena a la construcción de paz que, como
país, hemos empezado a realizar, sin importar ideologías políticas ni ningún
otro ámbito.
Sólo queda decir que es inaudito ver cómo el egoísmo, los
ideales personales y ser tan terco, obstaculizan el desarrollo de la paz del
país. Y es que si bien el Gobierno ha tenido sus desfalcos en lo que ha trascurrido
del proceso de paz, como colombianos debemos buscarla y construirla, no sólo
como un asunto diplomático. El senador Álvaro Uribe debería comprender que como
colombiano con sus acusaciones solo aportan más guerra y convierte a la paz en
una utopía.
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