Mientras en las carreteras de Colombia se derramaba
arroz, leche y la sangre de campesinos y policías, que luchaban unos con otros
por una reforma a las políticas agrarias de nuestro país, el presidente de los
colombianos, Juan Manuel Santos, decía en todos los medios de comunicación que:
“el tal paro nacional no existe”.
No contento con este comentario que indignó a más de la
mitad del país, días después de que se diera fin al paro que duró mas de un
mes, el DANE emitió un comunicado, donde, con estadísticas, aseguraba que la
economía del país, creció en el segundo trimestre del presente año en un 4.2% y
el sector agropecuario en un 7.6%.
Increíble piensa que, mientras los campesinos preferían
botar todas sus cosechas en la carretera que venderlas a bajos precios y las
plazas de mercado del país comenzaban a quedarse sin productos que vender, la
economía del país aumentara por el sector agropecuario. Algo contradictorio,
¿cierto?
Toda esta situación no es más que el reflejo de las
injusticias sociales de nuestro país, los ricos se hacen más ricos y los pobres
más pobres. Decir que la economía del país creció gracias al sector
agropecuario, mientras este tenía paralizado a medio país es disfrazar la
realidad tras una cortina de humo diciendo que “todo está bien”, cuando en
realidad todo está mal.
Mery Mendivil Sánchez
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