Colombia está atravesando por una fuerte
crisis con respecto a la educación superior pública. Estudiantes de todo el país,
en especial las ciudades de Bogotá, Medellín y
Cali, se han manifestado.
Han realizado marchas pacíficas en
contra de la aprobación de la famosa Ley 30, propuesta por el Ministerio de
Educación Nacional.
No hay duda, que toda la educación pública
en Colombia, necesita un cambio. Sobre todo en la educación superior. El país
necesita generar oportunidades para esos millones de jóvenes que pasan el día
en el parque o en Facebook, desperdiciando su talento. Por eso insisto: que
parte de la solución está en lo que el gobierno puede hacer para mejorar este
derecho fundamental.
En algo tiene razón Alfonso Gómez Méndez, político y jurista colombiano, cuando dice “El debate
estudiantil que enhorabuena surge ahora debe servir no solo para mirar con
seriedad el tema de la educación superior, sino todo lo concerniente al sistema
de educación en general” para solucionar el problema de la educación superior,
hay que indagar qué problemas y qué amenazas tiene la educación en general.
Para ir en ese camino de solucionar tantos
males que aquejan a la educación colombiana, debemos tener presentes estas
preguntas desarrolladas. Con estas respuestas, ahora el
gobierno podrá proponer una ley que sea benéfica para todos, así como lo dice
el lema de la derrocada Ley 30 “Es un derecho, un bien público”.
¿Hasta dónde debe ir la
gratuidad? ¿Qué calidad de la educación se requiere, sobre todo a nivel
universitario? ¿Qué relación existe entre desempleo y formación universitaria?
¿Estamos formando los docentes e investigadores que el país necesita?
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