A pesar de la gran violencia en la que vivimos, el país más alegre del
continente americano es el nuestro, Colombia. Contra toda desesperanza, los
colombianos conservamos la esperanza y nuestra fe se mantiene, en aquello que
es casi imposible, porque así nos enseñaron desde pequeños, “la fe mueve
montañas” y “la esperanza es lo último que se pierde”.
De esto no hay duda para los creyentes, pues bíblicamente la fe sí mueve
montañas, y para Colombia esto es cierto, puesto que es un país católico y
creyente, pero ¿será apropiado confundir la esperanza y la fe con la ingenuidad
o, peor aún, con la estupidez? Creo que los hechos hablan más que las palabras,
y la historia de los diálogos de paz en nuestra bella tierra, han arrojado un
mismo resultado, las Farc, incumplen sus promesas o dejan “botado” el acuerdo o
cometen masacres que superan las anteriores.
Pero aun así, lo que se espera en el fondo del corazón y del pensamiento
de cada colombiano es que esta vez, sea diferente. Que el diálogo que iniciará
durante los primeros 15 días de octubre en Oslo, sea realmente benéfico y
conlleve acciones y no más promesas y palabrerías, pues este país, el país de
la esperanza y la alegría, necesita hechos.
Hechos totalmente diferentes a los que hemos vivido por 50 años, hechos
que demuestren que la seguridad en las calles y el territorio colombiano ha
vuelto; hechos que demuestren que los “desmadrados” de las Farc no van a seguir
secuestrando, torturando y masacrando a cuanto hombre y mujer decidan privar de
su libertad, por lograr sus “objetivos políticos”; hechos, contrarios a su
papel actual de dioses y jueces del destino de algunos seres humanos.
Y aunque muchos somos los escépticos, muchos son también quienes creen,
quienes necesitan creer, que esta vez, sí será diferente. Que terminados los
diálogos en Noruega todo cambiará. Y mientras llegan los días tan esperados y
anhelados, debemos rezar para que los “casi dueños del país” no cometan más
masacres, ni atentados, ni cuanta barbarie deseen hacer, puesto que, como dijo nuestro mandatario, Juan Manuel Santos: “El gobierno y
la guerrilla han suscrito un acuerdo marco que no tiene despejes de territorio
y no hay cese de operaciones militares”.
En otras palabras, Farc, hagan lo que deseen mientras puedan, que
nosotros también lo haremos, y seguiremos haciendo lo que hasta ahora hemos
hecho, rezar, para que Dios ablande sus corazones y el futuro de la Nación esta
vez sea diferente, pues para Él no hay nada imposible.
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