Por Andrea
Gallardo
Durante años, el continente
africano ha sido discriminado por la sencilla razón de que su población es
negra, sí del mismo color del oro que más guerras ha generado; sin embargo,
este es peleado y es capaz de mover el valor de las monedas del mundo; en
cambio, a áfrica se le cierran las fronteras y pierde valor el interés por sus
humanos.
Frente a enfermedades que
forjan la miseria, el desamparo, el miedo y la desgracia social de los pueblos,
el virus es un problema relativamente pequeño, de tamaño minúsculo si lo
contrastamos con el egoísmo y la pobreza del alma; síntomas que se generalizan
en un panorama mundial que no come de fronteras, de razas, ni religión. Realidades que han
favorecido su diseminación.
En lo que va corrido del
año, más de 1.000 personas han muerto y casi 2.000 han resultado infectadas en
África Occidental por la epidemia del Èbola, en los países implicados como Guinea,
Sierra Leona y Liberia, ni siquiera hay
médicos suficientes para lidiar con enfermedades comunes. Según la OMS, hay un médico
por cada 10.000 personas, es posible que exista tanta escasés de
responsabilidad médica, mientras que la producción de armas en el mundo
sobreabunda.
La situación de salud es tan
precaria que se reutilizan agujas y jeringas, una medida implicada en la
transmisión de la enfermedad, mientras que, por segundos, millones de mamás
desechan los pañales de sus hijos, sistemas de
salud inundados y gravados. Pero el Èbola abandonó el paradigma, dejó el
racismo ya está en Europa y en sangre blanca, española, norteamericana,
católica y cristiana.
¿Es posible que exista una
cura?, sí pero esta solo se tendrá cuando
se haga el trabajo científico y un
país rico decida invertir el dinero en
la más anhelada cura por un continente pobre. Así que mientras el mundo entero
espera que algún país rico ablande su bolsillo y pague por esta medicina, miles de personas
mueren en el África, y la epidemia viaja en los aviones de ayuda que ya no
sobrevuelan límites africanos, pero si
así como crece la epidemia en unos meses esta vacuna será usada ya no solo en
la sangre tercer mundistas, sino también
en el mundo entero.
No hay mucho que decir cuando el panorama está
enfermo, pero hay mucho que ver cuando
la comunidad internacional se acuesta a
dormir con miedo y solo se conversa en reforzar respuestas y apoyo. Es hora de actuar, es tiempo debe
abandonar los prejuicios e invertir en lo que verdaderamente vale, en la única raza
que existe, la humana porque el Ébola ya no es racista y el petróleo no es la cura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario