Por Adrie Bueno Atencio
La doble moral manejada por
el actual Procurador General de la Nación, nos deja mucho qué pensar sobre las
personas que tienen altos cargos públicos porque los nombraron, como en este
caso, y los elegimos y que nos gobiernan en los más altos mandos que tiene cada
una de la ramas que comprende un país como Colombia. ¿Qué nos espera a nosotros
como ciudadanos, que alguien como el señor Ordoñez sea nuestro procurador? es
una persona que siempre busca el beneficio de su ideología política atentando
contra las demás personas, no merece ocupar un cargo tan importante entre los
colombianos.
Dicho señor ha tenido
diversas controversias por su política e ideología, como lo han sido la quema
de libros en Bucaramanga y Sociedad Lefebvrista, en donde se le acusa de
participar, junto a la Hermandad San pío X, de la cual hace parte, en una quema
colectiva de libros y revistas; dándose el hecho en frente de la Biblioteca
Pública Gabriel Turbay de la ciudad de Bucaramanga.
Además, en su condición de
Procurador General de la Nación, empieza a señalar cada vez que tiene la
oportunidad sus dudas con respecto al proceso de paz y de lo que se puede estar
pactando en dichas conversaciones, comenta que ‘’ los guerrilleros han cometido
delitos de lesa humanidad y que están condenados o procesados por distintas
Cortes internacionales y no pueden participar en elecciones democráticas en el país’’,
lo que, sin duda, hace eco en toda la nación.
Actualmente, Alejandro Ordoñez
que es quien hoy ocupa el cargo más alto en la procuraduría está siendo
cuestionado por solicitarle al tribunal que contemple la posibilidad de incluir
en el manual de convivencia de los colegios la prohibición de las expresiones
de afecto públicas por parte de los estudiantes, ¡óigase bien!, prohibir que
los estudiantes sostengan algún tipo de afecto con otro, entonces, ¿dónde queda
la libertad de expresión de la que tanto habla la constitución nacional?, aquí
no se ve.
En fin, este es un ejemplo
claro de doble moral en el país y, sobre todo, que una persona de esta calaña
esté entre los altos cargos que están a disposición de los políticos en
Colombia, y, sin duda alguna, tiene muy poco qué ofrecer para beneficios del
desarrollo de un país que necesita un cambio en su estructura, pero sin intensiones
influidas por un partido político o inclinación religiosa.
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