Por
Merylith Mendivil Sánchez
A
raíz de la columna publicada por Alberto Salcedo Ramos para la revista Soho, en
contra del cantante Silvestre Dangond, en donde lo tacha de ser una ofensa para
el género vallenato, han salido a luz una serie de artículos que analizan la
situación actual del vallenato y las tendencias que sus representantes han
adoptado para poder mantenerse en el ‘Top 10’ de las emisoras y canales
musicales.
¿El
vallenato se está fusionando con otros ritmos para darle un nuevo aire o,
simplemente, está desapareciendo? Esa es la pregunta que se hacen los expertos
en el género, quienes, además, piensan que, por todos los cambios que se han
dado en la forma de hacer vallenato, hasta las letras de las canciones han
perdido su sentido. Se comparan las letras de los “grandes poetas vallenatos”,
como Leandro Díaz y Rafael Escalona, con las actuales, que de poesía no tienen
nada, solo buscan atraer a un público que se deja llevar por cualquier composición
sin sentido que tenga un ritmo contagioso.
Es
bien sabido que las raíces vallenatas parten de una caja, una guacharaca, un
acordeón y la voz del cantante. Con esos cuatro elementos, se hacía vallenato,
pero con el tiempo se le fueron agregando nuevos instrumentos como el bajo, las
congas, la guitarra, el piano y el
timbal, con los cuales se buscaba darle a los conjuntos vallenatos el aire de
las grandes orquestas de salsa y merengue.
El
vallenato se ha mezclado con ritmos propios, como la cumbia y el porro, agregándole
elementos como tamboras, gaitas y papayeras; pero también se ha mezclado con merengue,
salsa, soca, pop, reggaetón y hasta música clásica lo que ha hecho que hoy en día
los conjuntos vallenatos sean grandes orquestas, dándole el toque internacional
necesario para que el vallenato deje de ser un “ritmo de pueblo” como era
considerado anteriormente.
Además
de los elementos musicales que se le han incluido, el cantante ha cobrado un
papel fundamental, pues es él el encargado de atraer la atención del público
más que con su canto con el show que pueda hacer en tarima; por ello, los intérpretes
vallenatos de hoy cantan, bailan, interactúan con el público y con sus músicos,
además de ambientar toda su presentación con luces y otras herramientas
escenográficas.
Los
actuales representantes del vallenato deben mantener presente cuáles son las
raíces de este. No está mal innovar para posicionar y llamar la atención, no
está mal dar un nuevo aire; sin embargo, no se puede olvidar lo propio, lo que
nos identifica y con respecto a las composiciones hay que resaltar que el
vallenato era poesía, que los juglares utilizaban para enamorar y así deben
mantenerse, componer para inspirar, para enamorar, no componer letras sin
sentido que acompañen una melodía pegajosa.
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