El conflicto armado,
político y social que se vive en Colombia se está reflejando con claridad en el
sector agropecuario que, desde ya hace más de un mes, sufre por las obsoletas políticas
reglamentarias del mercado, por la firma de los tratados de libre comercio y
por la incapacidad del Gobierno actual a la hora de encontrar soluciones a la
problemática.
Sabiendo esto y
teniendo en cuenta el paro y las violentas manifestaciones que han realizado
los campesinos afectados por la problemática, es más que necesario que el
Gobierno replantee las políticas del sector. Para que esto se dé, el Gobierno,
en cabeza del actual presidente, Juan Manuel Santos, debe reconocer la crisis y
hacerle frente lo antes posible.
Las soluciones a este
conflicto, que afecta tanto a campesinos como a consumidores, se ven cada vez
menos claras. Muestra de esto son las
cifras oficiales que recientemente reveló el DANE.
Es aberrante que,
debido a que nos encontramos en época pre-electoral, una entidad oficial como
lo es el DANE arroje cifras de crecimiento en la economía nacional de más del
5%. Peor aún, que se le atribuya dicho crecimiento al sector agrario que vive,
por así decirlo, uno de sus peores momentos.
Las discordancias
entre los datos estadísticos que muestra el DANE y la realidad de los
colombianos, en especial de los que se encuentran en los sectores sociales
vulnerables, deja muchas incógnitas en el aire y nos lleva a reflexionar acerca
de la integridad e imparcialidad de la entidad.
Seguimos, entonces,
viviendo en un país en el que se manipulan las cifras oficiales con fines
políticos, donde los más poderosos manejan la información a su antojo, logrando
así mantener silenciado al doliente pueblo colombiano que aún confía en la
buena fe y en el profesionalismo de entidades como el DANE.
Ana María Gnecco
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