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sábado, 19 de octubre de 2013

Pueblo silenciado

El conflicto armado, político y social que se vive en Colombia se está reflejando con claridad en el sector agropecuario que, desde ya hace más de un mes,  sufre por las obsoletas políticas reglamentarias del mercado, por la firma de los tratados de libre comercio y por la incapacidad del Gobierno actual a la hora de encontrar soluciones a la problemática.

Sabiendo esto y teniendo en cuenta el paro y las violentas manifestaciones que han realizado los campesinos afectados por la problemática, es más que necesario que el Gobierno replantee las políticas del sector. Para que esto se dé, el Gobierno, en cabeza del actual presidente, Juan Manuel Santos, debe reconocer la crisis y hacerle frente lo antes posible.


Las soluciones a este conflicto, que afecta tanto a campesinos como a consumidores, se ven cada vez menos claras.  Muestra de esto son las cifras oficiales que recientemente reveló el DANE.

Es aberrante que, debido a que nos encontramos en época pre-electoral, una entidad oficial como lo es el DANE arroje cifras de crecimiento en la economía nacional de más del 5%. Peor aún, que se le atribuya dicho crecimiento al sector agrario que vive, por así decirlo, uno de sus peores momentos.

Las discordancias entre los datos estadísticos que muestra el DANE y la realidad de los colombianos, en especial de los que se encuentran en los sectores sociales vulnerables, deja muchas incógnitas en el aire y nos lleva a reflexionar acerca de la integridad e imparcialidad de la entidad.


Seguimos, entonces, viviendo en un país en el que se manipulan las cifras oficiales con fines políticos, donde los más poderosos manejan la información a su antojo, logrando así mantener silenciado al doliente pueblo colombiano que aún confía en la buena fe y en el profesionalismo de entidades como el DANE.

Ana María Gnecco

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