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viernes, 21 de marzo de 2014

Zona Bananera, un municipio cubierto de plástico

Por María Alejandra Peralta y Hugo David León Gutiérrez

La población ya está cansada  del plástico que  es arrojado en mares y ríos produciendo así un efecto nocivo a la fauna y flora acuática. El ser humano no está exento de esto, pues, el agua es vida, y está ligada a todas nuestras actividades cotidianas: al lavarnos los dientes, tomar un café por la mañana o hervir algún alimento. Por otro lado, dicha contaminación también afecta al suelo, envenenando los cultivos y  esterilizando la tierra.

Los moradores de Riofrío viven en una especie de apatía con los dueños de las fincas, no solo porque los hacendados no se hacen responsables del manejo de los residuos sólidos de sus actividades bananeras, sino de la contaminación que esta trae ya hace más de 10 años.

María González, una madre de 3 niños y cabeza de hogar, dice que está agradecida porque trabaja en una de las fincas y lo que recibe es lo que le da de comer todos los días, pero que, por tantos tóxicos que caen en el río, tomar agua de él se ha vuelto su peor enemigo. “Los niños no dejan de enfermarse, sino es diarrea, es dolor en el estómago, esa agua, está muy contaminada. Además, no son mis hijos los únicos enfermos en toda la región, acá todos estamos enfermos. El señor Agustín Méndez vivía  a una cuadra de mi casa, él murió, nadie supo por qué, pues era un hombre alto y fuerte, pero, luego, los de la morgue dijeron que su muerte fue por intoxicación, su casa quedaba al lado del río, tomaba esa agua y tenía una parcela, o sea,  que comía productos regados con ese mismo líquido”.

Podemos apreciar residuos plásticos por todos lados, ocasionando diferentes contaminaciones, por ejemplo: contaminación visual, ya que en las vías se encuentran tirados los plásticos; además, muchos de estos residuos, en temporada de lluvia, son arrastrados por todo el pueblo. Contaminación fisicoquímica, los residuos también se encuentran incorporados en las corrientes de agua superficiales que abastecen del preciado líquido a todo la población, la calidad del agua es mínima y produce enfermedades; de igual manera, la composición química de estos residuos plásticos sometidos a la radiación solar produce el desprendimiento al aire de finas partículas de dioxinas, que contaminan el aire, afectando las vías respiratorias y órganos vitales de los moradores del pueblo.

Hay que reconocer que existen fundaciones financiadas por la actividad bananera, como Corbanacol y Fundauniban, que realizan funciones sociales en el sector, desarrollando programas de vivienda, salud, educación, recreación, cultura y deporte para mejorar la calidad de vida de la población.


La Corporación Regional del Magdalena,  Corpamag, es un ente corporativo de carácter público encargado de administrar el medio ambiente y proteger el desarrollo sostenible del Magdalena. Según www.eltiempo.com, Sección Otros, del 12 de abril de 1995: “Corpamag inició en el 1994 un proceso de concertación con las industrias bananeras y palmeras para emprender un plan de recuperación de la Zona”.

De manera irresponsable, los productores no ejercen control sobre los residuos plásticos, los recolectores no hacen su trabajo y Corpamag “castiga” a los infractores ambientales con sanciones mínimas y, aún así, el problema sigue avanzando. La comunidad espera que las organismos responsables ejerzan su trabajo de forma eficiente para garantizar un desarrollo sostenible, que vaya de la mano con el avance industrial y la protección de la naturaleza.

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