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lunes, 24 de agosto de 2015

¿Hasta cuándo?

Por Shadya Torres Harvey

Los últimos 13 años en los que Álvaro Uribe Vélez ha logrado enamorarse del poder y no de Colombia, han provocado una de las divisiones y polémicas más grande entre los ciudadanos, el estado colombiano y todos los que por inercia y efectos terminan mezclándose en esta lucha de poderes

No es un secreto para ninguno de nosotros lo bueno que es el Ex presidente Uribe entrometiéndose en los problemas que atañen al país de la forma más negativa que puede existir, el hecho de generarle a toda una nación la duda sobre un supuesto atentado” contra el  helicóptero de la Fuerza Aérea colombiana, Black Hawk, el pasado 4 de agosto a las 8:40 a.m., donde murieron 16 policías.


Las especulaciones y reportes del incidente siempre arrojaron que fueron a causa de una caída accidental,  donde  el mal clima y una topografía agreste provocaron la tragedia; sin embargo, el tan sonado senador Álvaro Uribe Vélez, caracterizado por su particular forma de incidir los procesos llevados en Colombia, sobre todo el Proceso de Paz, brilló y explotó la polémica en torno a que si realmente el descenso de la nave se debió a un accidente o que si las Farc nuevamente habían atacado al pueblo colombiano estando en medio de los llamados diálogos de paz.


Si bien el proceso de paz no ha sido el mejor, ni mucho menos de grandes resultados, es en lo único, que como habitantes de un territorio en guerra, podemos confiar, esperando que por fin se logre el cese bilateral del fuego, a la final los muertos son seres humanos y con una nacionalidad compartida con aquellos que no nos sumamos a un conflicto  de más de 50 años, al que no somos indiferentes.

Para quienes creemos en  que la reunión en La Habana del gobierno de nuestra República con los enviados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia resulta casi que molesto, para evitar una afirmación, el que este señor que no ha superado que el “poder” político se le está saliendo de las manos, cada que puede juegue con los sentimientos y esperanzas de todo una nación que espera el fin de los enfrentamientos absurdos en los que por naturaleza todos somos los afectados.

Lo más justo sería que desistiera de la idea de que Colombia aún continua bajo su mando, la verdad, estoy por considerar que el motivo por el que Uribe sigue creyendo en su poderío, se le atribuye a mis compatriotas masoquistas, que lo alimentan al declararse fieles al Uribismo, ignorando el daño que la administración de este personaje nos causó  desde diferentes esferas sociales y sectores, o peor aún, lo ignorantes que son al pensar que las problemáticas de hoy son solo causadas por el actual gobierno.

No defiendo ni me declaro simpatizante del gobierno del presidente Santos, pero reconozco que creo en la esperanza que brinda la idea de que en las mesas de negociaciones en Cuba  se  pueda alcanzar por lo menos el inicio de un postconflicto o de una nación en “paz”, claro reconociendo que esto es solo un factor del anhelo de millones de colombianos y definitivamente, con las ganas bien puestas me declaro anti-Uribista, en contra de una persona que gesta un movimiento que no construye, si no que critica y atrasa en diferentes formas la el progreso.

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