Por Katheryn Escobar Salazar
La sala de Justicia y Paz del
Tribunal Superior de Medellín acaba de pedirle a la Comisión de Acusaciones que
investigue al ex presidente Álvaro Uribe por presuntos nexos con el
paramilitarismo, planteando la posibilidad de que este haya tenido un papel
importante en el inicio de las autodefensas, sobre todo en Antioquia, para su
época de gobernador.
Conocemos la perfecta oratoria que
caracteriza al ex presidente, muy fácil sería imaginárselo en el Congreso defendiendo
sus ideas, sin esperar que le den el turno de la palabra y mucho menos
respetando el tiempo indicado para las intervenciones. Más allá de esto, Uribe
entraría con una nueva investigación penal, sin contar la que ya le había
impuesto la Fiscalía por lo sucedido en su hacienda Guacharacas.
Un político más, en quien no se
pordría confiar, llegaría al Congreso. La mayoría de colombianos, como lo han
mostrado recientes encuestas, estarían felices de la pelota al ver a Uribe y su
perfecta oratoria como senador. Se le abonan algunos pocos procesos triunfantes
como presidente, pero, aún no comprendo por qué en las calles se escuchan
afirmaciones como ‘Uribe ha sido el mejor presidente que ha tenido Colombia y
debería considerar su tercera vez’. No podía dejar pasar por alto aquella
expresión, que, sin duda me dejó pensando ¿Qué es lo que quiere el colombiano?
Retomando el tema de Uribe
encabezando la lista en el Congreso, sería conveniente que el ex presidente
pensara en lo mal librado que terminaría, no porque no tenga todas las de
ganar, sino por el hecho de verlo esperando que reiteradas veces le llenen la
cara de angustia, aunque no se notaría, al mencionar su riesgo de pérdida de
investidura por el Tribunal Superior de Medellín.
Por otra parte, tendría que
acomodarse al cargo de senador, en pocas palabras, rebajarse del pedestal en
que se encuentra por el título de ex presidente, y, lo peor, de súper ex
presidente. Ya acomodado en su silla como senador, entonces, a soportar las
resbaladas reglas del Congreso.
Se ha visto cantidad de veces la
expresión ‘Uribe paraco’ en los muros que levantan las ciudades colombianas.
Dios quiera que pronto la sala de Justicia y Paz del Tribunal de Medellín nos
haga saber si el ex presidente hace parte del génesis del paramilitarismo, si
son más que simples expresiones en muros escritas por rebeldes, o que, en dado
caso favorable, todos nos hayamos equivocado al catalogar la moral del
respetado ex presidente.
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