Por Marcelo Fabián Araújo Fragozo
El
presidente colombiano, Juan Manuel Santos, reconoció que existe una crisis en el sector
agropecuario, y así mismo acepta que la protesta es legítima. De esta misma
forma, afirma que esas falencias provienen de gobiernos anteriores y que es uno
de los tantos percances que le ha tocado afrontar en su mandato.
Las
circunstancias que lleva al sector agro a comenzar con las protestas es la
regulación de costos de insumos. Afirman que el Estado los hace afiliarse a
entidades que son “mala pagas”, además los gobiernos han permitido la violación
de la ley agraria por grandes empresarios agrícolas. A eso se le suma el
acuerdo del TLC, que con el tiempo hará que las cosechas de los campesinos sean
vendidas en el exterior mucho más baratas de lo normal.
Todo
esto lo podemos apreciar en el diario vivir, sentir que los ricos cada día
afloran más su capital y que los pobres terminan de gastar su salario mínimo
antes de recibir nuevamente su sueldo, ¿será que vivimos en equidad o
simplemente es el modelo económico que han empleado los neoliberales?.
Además, de todos los agravios que recibieron los campesinos por parte de la Policía Nacional, el Estado decide levantar la mesa de negociación que
adelantaba en la ciudad de Tunja, con los líderes agrícolas, todo esto porque
el presidente Juan Manuel Santos se mantiene en una premisa que ha expresado en
todas las entrevistas: que hay personas que no pertenecen al gremio agro que
están interviniendo en la decisión de los campesinos.
¿Será
que el sector agrícola tendrá que regresar nuevamente a interrumpir el flujo
vehicular para que se vuelvan a retomar el diálogo, o simplemente serán
silenciados con pañitos de agua tibia?, ¿dónde se encuentran esos entes
reguladores que hacen que todo fluya de manera coordinada?, ¿cuándo el gobierno
colombiano dejará de evadir esas crisis que solemos pasar?.
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