Todas
las personas, sin importar nuestra raza, edad, sexo o religión, tenemos derecho
a satisfacer nuestras necesidades básicas. La necesidad expuesta a continuación,
a pesar de no ser considerada como básica, trae repercusiones negativas a
nuestra vida si no la suplimos: la salud.
Conozco a una mujer de 75
años de edad que sufre de diabetes, hipertensión arterial, triglicéridos altos,
colesterol, problemas para conciliar el sueño y dolores musculares en todo su cuerpo, se
trata de Beatriz Helena Cuello de Hernández,
ella se enfrenta a diario a nuestro “maravilloso” sistema de salud.
Betty, como la llaman sus
amigos más cercanos, cuenta con el servicio de salud que le ofrece Coomeva Eps.
Ha acudido en más de una ocasión a solicitar citas con especialistas en cada
una de las siguientes áreas: cardiología, neurología, neurocirugía,
reumatología, medicina física y rehabilitación, fisioterapia y fisiatría. Algunas
veces, recibe citas cercanas, se la dan para un mes; la mayor parte del tiempo
le han dado cita con determinado doctor, después de seis meses, y en los peores
casos, no le dan cita porque el doctor no se encuentra disponible.
¿Quién más, a parte de mí y
de Betty, ha tenido que soportar largas horas a la espera de un turno para
apartar o pagar una cita médica con un especialista?, ¿quién ha tenido que
llenar extensos e inentendibles formularios para recibir medicamentos que no
cubre el POS? Se supone que con la reforma a la salud de la Ley 100 de 1993, puesta
en marcha por Uribe durante la administración de Ernesto Samper, mejoraría el
sistema. Sin embargo, es evidente que esto no sucedió.
Al ciudadano común y
silvestre como yo, nos toca no sólo hacer largas filas en los centros de salud
para obtener un turno, sino que también, tener mucha paciencia, puesto que, por
lo general, las citas médicas con especialistas siempre están llenas, y se pasa
uno meses y meses esperando a ser atendido, a la expectativa de si su salud
empeorará a medida que está en la espera. Pero, bueno, este es el sistema de salud
con el que contamos, ojalá algún día se deje a un lado tanta corrupción y se
vea a los enfermos como personas y no como un negocio redondo.
Al igual que Beatriz, muchos
colombianos requerimos de un sistema de salud que nos brinde las garantías
suficientes para tener calidad de vida, no se está pidiendo que se nos trate
como reyes, pero, por lo menos, una adecuada y pronta atención a cada una de
las enfermedades que tenemos, o aquellas que podríamos llegar a tener si no
tomamos las precauciones a tiempo.
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