Por: Margareth
Mejía Riveros
La humanidad y la educación en
general debe enfrentar el reto propuesto de lograr que la protección del medio
ambiente sea armónica y compatible en el proceso económico-social en toda su
dimensión, a la vez que se solucione paralelamente el desafío de eliminar las
guerras, la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo y otros
problemas del contexto global, nacional y local que atentan contra la calidad
de la vida del principal componente del medio ambiente: el hombre.
Ciertamente, se ha visto que en
Santa Marta, en los últimos años, ha existido una preocupación ante el alarmante deterioro del medio
ambiente y, por tal motivo, muchas entidades se han convocado a diversas
campañas para promover e implementar acciones en favor de su protección.
Es necesario que los samarios
trabajen, no solo por el rescate de las riquezas naturales, sino también por la
identidad cultural que los caracteriza, lo que, por ende, es la identidad
samaria; basta de pasar en alto esta problemática; hay que actuar promoviendo y
adoptando políticas, planes, proyectos que regulen el cuidado del medio
ambiente.
Este es un peligro que avanza
silenciosamente en la ciudad de Santa Marta, cosa que lo hace muy preocupante,
ya que esta es una ciudad atractiva por su riqueza natural, y es bastante grave
el que se esté perdiendo esto, los
riesgos ambientales se vuelven significativos en el lugar de trabajo, en
el hogar, en la cotidianidad de la vida
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