Por Karenis Alegría y Laura Gómez
El
pasado 31 de marzo de 2016, empezó a circular el nuevo encarte colombiano,
digo, billete colombiano, que significa la cifra de 100 mil pesos. Si uno ya se
complica bastante pagándole una carrera al taxista, del terminal hasta el
centro, con un billete de 50 mil, ahora imagínese el madrerío que le echarían a
uno si paga con el de 100mil.
En
las redes sociales, está la
gente que no se demora en llegar si la cita es para criticar; y por supuesto,
la apertura para la bienvenida del nuevo billete estuvo acompañada de memes (imágenes
acompañadas de textos que los cibernéticos utilizan para bromear), tuits, y
hasta vídeos que simulaban las reacciones en caso de la pérdida de uno de esos.
Pero
ya hablemos en serio: ¿tú te
imaginas uno por ahí, pagando
carreras del Buena Vista al mercado con un billete de 100 mil? O lo más triste,
que la quincena de un asalariado que recibe el pago mínimo mensual, se reduzca
a tres de los nuevos billetes.
Ahora,
el otro asunto es que ni siquiera conocemos bien el nuevo billete. Imagínese la
reacción de una persona que reciba un billete de 100 mil, que, claro,
todavía no conoce bien, y el banco le diga que este está falso. Como mínimo, le
hacen una docena de memes.
Lo
bueno es que los cajeros no botarán uno de esos hasta el 2018, al menos tenemos
ese tiempo para tratar de reconocer el billete y evitar que lo encarten a uno
con uno falso. Y, de paso, es tiempo valioso para que
los taxistas lo asimilen y no lo madreen a uno si le paga con el billetico
verde.
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