Por Andrea Ángel y
Yuritza Pacheco
Llegando al punto de encuentro en
frente de la iglesia San Francisco de Asís, desde lejos se comienza a escuchar
el canto unido de los marchantes que están en desacuerdo con el presidente
Santos. Hoy se sintió, por primera vez, la voz del colombiano, que habían
callado sus opiniones ante el gobierno actual por temor de ser señalados como
guerrilleros o paramilitares.
A lo largo de su mandato, el
presidente Santos ha tomado decisiones en nombre de los colombianos sin tener
en cuenta la opinión de una mayoría que está en desacuerdo con sus ideales de
gobierno. En los últimos años, la seguridad no solo
ha sufrido un declive notorio, si no también sectores como, la economía y la
educación entre otros. Santos ha logrado ocultar la
magnitud de estos problemas que abarcan y afectan el país entero, usando un
proceso de paz como defensa ante sus negligencias como mandatario.
Varias personas en contra del
Uribismo trataron de opacar la marcha con comentarios despectivos y haciéndolo
parecer como un encuentro violento. La marcha fue todo lo contrario; las
personas cantaban unidas con sentimientos patrióticos que retumbaban por las
calles, acompañados por la Policía Nacional y vestidos del color de la bandera.
Dejando la humillación a un lado, las personas se sintieron libres y apoyadas
para expresar su opinión junto a otros.
La marcha de hoy se puede
considerar como un llamado de atención al presidente por el mal manejo que le
está dando a los problemas del país, más no como una alianza con el centro
democrático y su principal dirigente Álvaro Uribe Vélez; tal como lo
manifestaron aquellos en contra de la marcha quienes fueron rápidos
para tener una opinión negativa sobre este encuentro pacifico.
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