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sábado, 9 de abril de 2016

Estar en contra del proceso de paz, no significa no querer la paz

Por Andrea Ángel y Yuritza Pacheco

Llegando al punto de encuentro en frente de la iglesia San Francisco de Asís, desde lejos se comienza a escuchar el canto unido de los marchantes que están en desacuerdo con el presidente Santos. Hoy se sintió, por primera vez, la voz del colombiano, que habían callado sus opiniones ante el gobierno actual por temor de ser señalados como guerrilleros o paramilitares.


A lo largo de su mandato, el presidente Santos ha tomado decisiones en nombre de los colombianos sin tener en cuenta la opinión de una mayoría que está en desacuerdo con sus ideales de gobierno. En los últimos años, la seguridad no solo ha sufrido un declive notorio, si no también sectores como, la economía y la educación entre otros. Santos ha logrado ocultar la magnitud de estos problemas que abarcan y afectan el país entero, usando un proceso de paz como defensa ante sus negligencias como mandatario.

Varias personas en contra del Uribismo trataron de opacar la marcha con comentarios despectivos y haciéndolo parecer como un encuentro violento. La marcha fue todo lo contrario; las personas cantaban unidas con sentimientos patrióticos que retumbaban por las calles, acompañados por la Policía Nacional y vestidos del color de la bandera. Dejando la humillación a un lado, las personas se sintieron libres y apoyadas para expresar su opinión junto a otros.


La marcha de hoy se puede considerar como un llamado de atención al presidente por el mal manejo que le está dando a los problemas del país, más no como una alianza con el centro democrático y su principal dirigente Álvaro Uribe Vélez; tal como lo manifestaron aquellos en contra de la marcha quienes fueron rápidos para tener una opinión negativa sobre este encuentro pacifico.

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