Por Gheraldine Peñaranda I. y Margarita Name L.
Las redes
sociales se han convertido en el espacio para que una vez más, se den muestras
claras sobre las inescrupulosas acciones, que, aunque son llevadas a
cabo por unos cuantos, afectan a muchos. En este caso, los protagonistas son
los infantes de la institución Sagrado Corazón del
municipio de Aguachica, Cesar, quienes son utilizados para realizar un
video en el que les entregan alimentos, pero, al parecer, todo
se trata de un vil montaje.
La
primera parte del video compartido en las redes Twitter y Facebook, se observa
cómo los menores, de forma ordenada y con alegría en sus rostros, hacen una
fila para ser fotografiados con los alimentos que reciben; posteriormente, los
niños realizan la fila real en la que les son otorgados un plato cuyo contenido
consta de una tajada de plátano y tres tiras de pollo. Seguramente, con
la “platica” que se ahorran estas personas al dar comida tan miserable, tienen
un banquete de reyes en sus casas. He aquí la
conocida ley del embudo.
El periódico El
Heraldo publicó una noticia en la que una fotografía, muestra a los mismos
pequeños del plantel educativo consumiendo un huevo cocido y una torreja de
mango, otro “platillo” del precario menú que a la vista no es apetitoso. Lo más
repugnante del caso es que ni siquiera tienen cubiertos para poder partir la
comida y, por ende, tienen que utilizar las manos.
Por otra parte, en el
diálogo que sostuvo Claribeth Rodríguez Salazar, la “heroína” de esta historia
con RCN radio sobre la valentía que mostró al grabar un video a escondidas,
mientras niños de la institución posaban con un plato y un vaso de jugo
simulando recibir una ración de comida, expresa que actualmente se encuentra
encerrada en su casa por temor a su vida y a las represalias que puedan tomar
en su contra. Como es típico en este país, a los buenos los persiguen por abrir
la boca.
El Instituto colombiano
de Bienestar Familiar (ICBF),
mediante su cuenta de Twitter, señaló
que pedirá la investigación del caso a la Fiscalía General de la Nación.
La Contraloría General
de la República hace meses inició una auditoría al programa de alimentación
escolar en Aguachica, mostrando que no solamente estos niños no reciben el
alimento correspondiente, sino queson servidos en el suelo y se realizan en
cocinas sucias e improvisadas que infringen todas las normas de salubridad e
higiene, lo cual afecta la salud de muchas vidas inocentes.
¿Hasta dónde vamos a
llegar? Esta es una pequeña prueba de los innumerables casos que deben existir
en Colombia y que aún no han sido descubiertos, en los que las víctimas
principales son niños atropellados por la insensibilidad de adultos irresponsables,
que, con sus actos,
denigran a muchos pequeños y violan sus derechos; por ejemplo, a recibir una alimento de calidad, que, como mínima medida, deberían cumplir las instituciones que
se hacen llamar el “Sagrado Corazón” en la que su nombre parece ser una total
ironía.
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