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sábado, 19 de octubre de 2013

Caja de pandora: El descaro nacional

Colombia es un país poseedor de todo tipo de riquezas naturales, cuenta con miles de hectáreas de tierra fértil, lista para ser cultivada, y, lo mejor de todo, está llena de personas deseosas de trabajar y producir alimentos para sus familias y para los colombianos en general.

Pero cuando a estos hombres y mujeres se les cierran las puertas y no se les brindan las garantías necesarias para que ellos puedan ser fructíferos en su negocio, ¿qué ocurre? El Gobierno Nacional ha instituido una serie de políticas plutocráticas a lo largo de los años, donde son los grandes latifundistas y empresarios quienes salen beneficiados, dejando a un lado a la comunidad obrera y campesina que “se parte el lomo” día a día para hacer producir el pedacito de tierra que se les ha asignado.

Nuestro país se rige económicamente bajo el modelo de la acumulación capitalista del libre mercado neoliberal, lo cual significa que el dinero queda en manos de unos pocos que suelen ser los dueños de los bienes y servicios que se producen a gran escala y, por ende, son ellos quienes poseen el mayor capital; el hecho de que se dé un libre mercado neoliberal, implica que no estamos exentos de la globalización y, aunque no se nos prepare para ella, debemos afrontarla.

El Estado refuerza sus medidas proteccionistas del capital nacional y transnacional y reafirma también los tratados de libre comercio. Esto último si bien beneficia a Colombia, a la vez perjudica a las pequeñas y medianas empresas que no se encuentran preparadas para competir en el mercado internacional. Es así cómo estas medidas se convierten en un arma de doble filo para aquellos que hacen parte del sector agrario.

Si sumamos a lo anterior la cantidad de injusticias y falta de oportunidades para este sector encontraremos el origen al paro agrario, que nace en una búsqueda desesperada de soluciones y respuestas por parte del Estado respecto a todas las personas afectadas por las nuevas reformas y leyes que ponen en una considerable desventaja a aquellos que se dedican a la labor del agro.

Por otro lado, encontramos cifras dudosas arrojadas por el DANE que plantean un supuesto crecimiento económico en el segundo trimestre del presente año en 4.2% y la agricultura y el sector pecuario al 7.6%. Cuando para nadie es oculto el conflicto que se vive en el sector agrario, que ha dejado innumerables muertes, miles de personas heridas y otras detrás de las rejas.


El crecimiento económico en Colombia solo será posible cuando los colombianos cambiemos esa mentalidad pobre y nos propongamos dejar de depender del Estado y salir adelante por nuestros propios medios. Así como ejercer nuestro derecho al voto y elegir bien a aquellos candidatos que gobernarán nuestro país. 

Candy Diazgranados

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