Buscar en este blog

sábado, 19 de octubre de 2013

Batallas políticas, una pantomima en tiempos de elecciones

No existe oposición, no existe cultura ni educación. Solo mecanismos que reprimen la individualidad, la castigan, la demeritan. Esos son los sistemas políticos y sociales que rigen y sesgan el propósito de un bien común obrando sobre el bien particular.

Las batallas en pro y en contra de estos sistemas ya no dejan rastro de sangre públicos salidos de proporción, al menos no como antes; ahora son peleas más “diplomáticas”, ahora son batallas ideológicas las que se desarrollan en el país y en el mundo, de una manera extraña.


Hace unos años, los partidos políticos se multiplicaron y subdividieron. Actualmente, todos ellos, conformados y reconformados, están desapareciendo. Esa es la nueva contienda, ¿cuáles quedan y cómo quedan organizados?

Los colombianos observan distraídos las guerras y alianzas políticas que se van fraguando, más interesados en el hecho, que en lo que significa para la nación. El liberalismo quiere volver a ser el partido de hace décadas, tiempos en que aún vivía su último líder real. El partido conservador se reconstruye dirigido por la batuta de quien espera, con paciencia, reclamar sus créditos.

Todos ellos parecieran ratas llamadas por El flautista de Hamelin, saliendo de sus recovecos, entrando a otro mejor, apostándole al que más responda a sus necesidades, todos quieren ir por el queso y el queso es el poder del que, unos desean seguir alimentándose y otros quieren, finalmente , darle una buena probada.

Pero, realmente, cuál será la oposición, la reacción a un sistema envenenado por los corruptos. La política ha llegado a lugares inimaginables, también su teatro, para distraer mientras saquean el recinto sin que se fijen. Dejando a su paso vicios culturales y educación estéril. Una pantomima homogeneizadora y un reducto para la opresión. El flautista de Hamelin reaparece en tiempos de elecciones.

Flor María Beltrán

No hay comentarios:

Publicar un comentario