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miércoles, 9 de octubre de 2013

Lo malo y lo peor

Por Katheryn Escobar Salazar

Las políticas mal organizadas del gobierno actual de Juan Manuel Santos han llevado al país a la cúspide de la problemática que se vive en Colombia, por el momento el sector agrario es uno de los más afectados.

La problemática no sólo reside en el gobierno actual, puesto que el país ha tenido este tipo de políticas desde otros gobiernos, mas, en este, Colombia hace parte de los países que aceptan importaciones y, de cierta manera, exportan productos propios en busca de una mejoría de la economía, pero, dicha exportación, basta la aclaración, no se está llevando a cabo. Las políticas agropecuarias, en definitiva, no otorgan beneficios para los sectores más necesitados, entre los que se encuentran aquellos que, se supone, deben producir ganancias para sí mismos y para el Estado en su totalidad.


La repercusión que ha tenido la falta de modernización del sector agrario y la injusta tenencia de tierras llegan a tal punto de computar un conflicto social y político, del cual se desprende como principal víctima el hombre del campo. La desigualdad entre el oficio del cultivo tradicional y los nuevos productos otorgados gracias al Tratado de Libre Comercio, dejan al campesino como acreedor de la decadencia económica, y la posibilidad de que haya competencia entre el producto colombiano y el importado es nula.

El país atravesó por el paro agrario, del cual todos fuimos conscientes gracias, no solo al despertar de los campesinos, sino también, por la violencia que generó, incluyendo una docena de muertos y centenares de heridos. Mientras tanto los registros declaraban un crecimiento del sector agropecuario que nada tenía de coherente.

El dato no sólo pone en ridículo la protesta que mostró el despertar del hombre del campo, también pone en balanza la reelección del presidente Juan Manuel Santos, que, seguramente debe ser la única razón para haberse comprometido con la mejora de sus políticas agrarias. Hasta ahora el mensaje político del mandatario solamente nos lleva a calcular sus ansias de poder que no se conforman con cuatro años.


En algún momento, tal vez en este mismo instante, el país en su totalidad debe pensar en lo bueno y lo malo de la reelección, y es preciso recordar al sector agrario,  sus políticas,  sus supuestas mejoras, y, sobre todo, evaluar el  cumplimiento del gobierno actual.

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