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sábado, 22 de febrero de 2014

Estela de sangre en un país sufrido

Por Daniela N. Escrucería

Aquellos que  alzan sus voces, pero, de igual manera, no son escuchados, son esos mismos que hoy están llorando por culpa de un país que se cae a gran escala, dicen que por causa de un mandatario que no ha terminado algo básico, como lo es el bachillerato y así pretende multiplicar lo que no se puede y darle connotaciones diferentes a palabras de un solo género. ¿o no? “asistentes y asistentas”, como generalmente suele cometer errores el señor presidente de esta república.

Indignación infinita es lo que hace sentir esta gran crisis que solo unos cuantos notan y que, al parecer, solo causará efecto de ‘que importa los que murieron, Maduro seguirá de presidente’ por aquellos vividores que están a expensa de las míseras regalías que el plan de gobierno les da, promoviendo aun más el facilismo y la ignorancia masificada de un pueblo calmado a punta de paños de agua tibia.


Esa miserable pobreza mental es la que promueve un ex chofer de bus sin preparación alguna, que ahora es la columna vertebral de un territorio dividido, pues ya muy bien lo dice el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y añadiéndole a eso diré que no hay peor sordo que el que se hace para no corregir los errores que se le están mostrando a simple vista.
Gracias a las pocas oportunidades de este país que agoniza de hambre, educación y recursos, los verdaderos profesionales son personas más del común sometidos a una dictadura mediocre.  Por lo menos, Hitler le daba el bienestar a los suyos, pero ni eso consiguen los hijos paridos de esas tierras que lloran valles de sangre viendo morir a sus hermanos de patria.

Pero quién ha dicho que toda la culpa recae sobre el pobrecillo presidente que habla con los pajaritos, como la pobre Blanca Nieves que no tenía con quien más compartir sus historias, quien ha dicho que el peso de un país, que se viene condenando desde muchos años atrás con un difunto, es culpa solo de un pobre cristiano que solo pretende lo que para él se considera  bienestar para todos.

Como los cuentos de hadas, siempre hay una bruja malvada que quiere gobernar por siempre y para siempre sus tierras y traen consigo esos súbditos que la alaban arrastrándose por migajas de pan. Es así como érase una vez un país que ya no valía nada para los demás, gracias a que sus mismos habitantes vivían en una mentalidad pobre y se unían a las causas que les brindaran cobija, así fuera  a costa del sufrimiento de sus vecinos, allegados o simplemente conocidos.

Aquí la culpa no es de uno ni de unos pocos, aquí la culpa es de aquellos que están cegados por el facilismo, por los que están sordos por las palabras endulzantes, por aquellos que ven cómo rápidamente cae ante sus pies un país que puede luchar para salir adelante y solo lo dejan hundirse con aquellos que si luchan por que así sea y eso pase.


Viendo los toros de tras de la barrera, es una corrida sangrienta que no solo se lleva oreas si no también almas que quieren exaltar la nobleza de un país que pide agritos ayuda al lado de esas personas que saben que lo importante para dar el paso hacia el cambio es bajar del poder a ese personaje inculto que ha traído más desgracias que victorias que se puedan recordar.

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