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sábado, 22 de febrero de 2014

No es el árbol, es la vida, idiota

Por Daniela Pirela Wisman

¿Alguna vez  te has detenido a observar la cantidad de especies de árboles que hay en Santa Marta?, o te has preguntado, ¿qué tan viejos serán? Muchas veces, caminamos por las calles de la ciudad y, por el afán, el ruido de los carros, la abundancia de mototaxis, la inseguridad, dejamos de lado cosas qué valen la pena, como disfrutar de la sombra que brindan los árboles que están plantados por muchas de las calles del centro de la ciudad.

Un árbol de caucho es hoy el protagonista de este escrito. Seguramente, al caminar por el centro lo hemos visto, pero como dije antes, por el afán, no nos detenemos a mirarlo. Este gran amigo está ubicado en la calle 22 con carrera cuarta, en el predio de Miguel Solano Dávila. La construcción de un centro comercial es el motivo por el cual quieren talar el centenario árbol.


Protectores del medio ambiente samario, no sólo se quejan por los planes, sino que también ofrecen soluciones posibles para evitar el corte de este ser vivo, el cual, afirman, que no está causando ningún tipo de daño ni molestia. Y una de esas soluciones es incluirlo dentro del plano de construcción.

La campaña se ha esparcido por las redes sociales, y,  con ayuda de pequeños conciertos, y otras actividades culturales, los jóvenes se unen para preservar la vida de este árbol y también como una forma de que los samarios se enteren de lo que está sucediendo.


No soy una joven activista, pero sí pienso que los seres humanos tenemos el deber de cuidar y preservar la flora que nos rodea. Actualmente, existen centros comerciales en el mundo donde, en medio de lujos y tecnología, entra a jugar un papel importante el ambiente, sería una idea novedosa incluir a este antiguo árbol en medio de alguna de las instalaciones que este tendría. Por ese lado, apoyo la idea de los ambientalistas samarios. 

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