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sábado, 22 de febrero de 2014

Ahora sí huele azufre en Venezuela

Por Luis Fernando Carrillo

Después de escuchar el boletín radial de las 7 de la mañana, Samuel Bürkart, un ingeniero alemán que vivía sólo en un pent-house de la avenida Caracas, en San Bernardino, fue al abasto de la esquina a comprar una botella de agua mineral para afeitarse”. Recordando el reportaje Caracas sin agua, de nuestro único baluarte literario Gabriel José de la Concordia García Márquez, hago referencia a lo que esta sucediendo con la actual patria bolivariana, esa misma difamada por un vergonzoso gobierno. 

Una nación que, a pesar de tener una diversidad natural con distintos páramos e inmensos pozos de petróleo que abastecen la principal economía del país, y siendo este es su principal fuente de exportación al mundo y que, además, le genera un alto potencial de dinero, esté viviendo una crisis interna encaminada a las insuficiencias de las tasas agrícolas (faltas de alimentos, productos de aseos personales y debilidad en su moneda). Cada día, sus calles se resumen a la famosa canción de Hector Lavoe, triste y vacía.


La escasez de alimentos básicos y la alta inflación han generado un profundo descontento entre los venezolanos. El martes pasado, el Banco Central de ese país informó que la inflación de enero anualizada se mantuvo en 56,3%, igual cifra que al cierre de 2013, lo que la convierte en la más alta del mundo. Además, el índice de escasez, que mide el nivel de abastecimiento de productos y alimentos diversos, se ubicó en un 28%. Por otro lado, los medios de prensa han denunciado la escasez de papel y han exigido dólares al gobierno para la importación de este insumo”, publicó el periódico chileno La Tercera. 
 
Hoy, su política me hace recodar a esa revolución francesa cuando el rey Luis XVI lo  tenía todo para él, mientras que su pueblo se moría de hambre. El actual presidente Nicolás Maduro es tan parecido a Luis que hasta en sus discursos políticos argumenta que el territorio venezolano tiene  que estar en completa calma. Pobre Chávez, que Dios no me castigue, pero debe de estar revolcándose en su propia tumba; tanto así que el famoso pajarito se desapareció, posiblemente, se fue cantar a otra parte.

Los venezolanos sufren día tras día el infierno con olor azufre que ahora no se sitúa en los Estados Unidos si no en su país, la crisis va empeorando y aún no hay solución de nada. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar, salve usted la patria.

1 comentario:

  1. ¿Y si mejor escribimos; "Ahora sí huele a azufre en Venezuela"?
    Si yo hubiera leído así el título, hubiera leído el artículo.

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