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sábado, 12 de marzo de 2016

Otra columna sobre Vicky

Por Karenis Alegría Oviedo 

El escándalo de  Vicky Dávila sacó a relucir nuevamente, la controversial existencia de “La Comunidad del anillo” en la Policía Nacional. A Vicky Dávila la están acusando por el escándalo que ocasionó al publicar el video, donde el ex viceministro Carlos Ferro y el Alférez de la Policía Nacional Ányelo Palacios tienen una fogosa conversación.

El diálogo entre el uncionario y el uniformado es muy atroz debido a que ambos comparten sus intereses sexuales, asunto que Dávila publica para desmantelar y sacar al aire la cadena que hay dentro de  la Policía Nacional; cuestión que ha formado un escándalo en el país colombiano y ella tuvo que renunciar a La FM.


Yo comprendo a Vikcy y es que cualquier periodista lo que quiere es sacar una noticia, pero también entiendo que hay que tener ética; cada quien es libre de sus actos y es responsable de ellos. Vicky, al momento de publicar ese video, no pensó en que iba a violar unas leyes sobre todo el derecho a la intimidad con estos dos personajes  y hay límites en cada situación.

Por otro lado, la apoyo (Vicky Dávila) porque así logramos quitar la máscara que tiene el país con los supuestos funcionarios de la política y se consigue que el país tenga una mejora; me coloco en el lugar de ella y al igual que ella también hubiese publicado el video debido a que esto es algo muy vergonzoso para el País.

Ahora todos la acusan y se creen los perfectos en decir que “hay que tener ética profesional”, en cualquier momento todos hemos perdido la ética y también hemos violado leyes, así que no se hagan los víctimas y como dijo: George Orwell: "Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo los demás son relaciones públicas".


Y ya que empecé diciendo “El escándalo de Vicky”, sí, Vicky es una escandalosa, pero si esas son las medidas que hay que asumir para que el periodismo colombiano empiece a mostrar verdaderamente lo que está pasando, y se libre de ese sesgo que todos denunciamos, ¡Qué viva la escandalosa Vicky!.

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