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lunes, 7 de septiembre de 2015

Con los niños sirios se ahoga la esperanza en la humanidad

Por Nicolle Olmos y Shadya Torres

La actual crisis migratoria que enfrenta el mundo parece ser la más abominable de la historia, la guerra es finalmente causa y detonante, a la vez, de que millares de personas se lancen al mar y/o la frontera en busca de un ‘nuevo comienzo’ aun cuando no haya nada seguro y la incertidumbre sea el remo para avanzar.

Durante años, los problemas entre el gobierno republicano de Estados Unidos y el estado socialista unitario de Cuba, han dejado muertos a diestra y siniestra en el afán de abandonar un país y llegar al otro; sin embargo, nunca estas acciones desesperadas fueron tan alarmantes como lo han sido recientemente; el conflicto que viven los países del Estado Islámico o los que se ubican al sur del continente europeo, ha excedido los límites, a tal punto, que el pueblo se ha visto teñido de ríos de sangre por la ofensiva constante del grupo yihadista, además, de la eterna contienda que ha prevalecido por el territorio.


Ahora bien, la imagen de Aylan Kurdi, el niño de tres años que apareció ahogado en una playa de Turquía, después de que naufragara el bote de goma en el que escapaba con su familia migrante, le dio la vuelta al mundo en cuestión de segundos y retumbó en la consciencia de muchos, incluyendo la de nosotras: ¿qué podemos esperar de este mundo tan desnaturalizado cuando nuestros pequeños fallecen antes de empezar a vivir?

Esta muerte se le suma a la de su hermano, su madre, nueve personas más y las miles de almas que, día tras día, se aventuran en el carrusel de la muerte para huir de sus tierras natales donde hay desesperación y muerte, es decir: muerte, muerte y muerte. Desde Siria, Libia, Egipto, África Subsahariana y cualquier otro rincón no tan conocido de ese lado del globo terráqueo, intentan cruzar el mar mediterráneo para llegar a Europa en busca de un futuro prometedor. Se calcula que en lo que va del 2015, al menos 31.500 personas han arribado a Italia y Grecia, principales puntos de acceso al mágico universo del progreso.

Muchas familias que tomaron la determinación de emprender el viaje de éxodo, han contado con la fortuna de ser acogidos en diferentes países, gracias a que algunas naciones de la Unión Europea se han condolido y han abierto sus puertas para recibir a los inmigrantes, pero los esfuerzos no alcanzan ni alcanzarán.

Lastimosamente, con los niños sirios se ahoga la esperanza en la humanidad, puesto que la fragilidad, la inocencia, la perseverancia y los sueños con los que nace cada infante, se desvanecen cuando las atrocidades, concebidas por el mismo ser humano, los arrastran sin piedad en un juego nulo de prioridades, donde les despojan el merecido papel protagónico para ser convertidos en un agregado del olvido. Haga de cuenta que ese infante somos todos, entonces, ya estamos perdidos.

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