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sábado, 5 de septiembre de 2015

EL BUENO O EL MALO

Por Laura Margarita Lascano Serrano

Está de moda tener doble personalidad hoy en día, pero no se convierte tan bueno cuando el que te engaña es la persona que está al mando de una nación, con un cargo muy alto y con decisiones importantes que debe tomar. Casos como estos, son los que dañan nuestro hermoso país, y que nuestro presidente debe de poner puntos claros como mandatario principal.

Alejandro Ordóñez, procurador general de la República de Colombia, reelegido en el 2013, ¡no lo puedo creer! Estudió en un colegio de Jesuitas y, según él, su religión va por delante de todo, ¿será?; hemos visto muchas polémicas que este señor ha comenzado y ojalá fueran para bien, pero es todo lo contrario. La doble moral de Ordóñez es de bueno y de malo, pero cabe resaltar que hace mejor el papel de malo, debido a los múltiples conflictos que ha llevado a cabo.


Comienzo hablando de una posición que este señor tomó acerca de matrimonios del mismo sexo. La gente se pregunta por qué los matan, por qué del bullying; sinceramente, me deprime y a la vez me enoja pensar que estos hombres, que son los de altos cargos, son los que más exponen a esta clase de personas, de ahí viene los asesinatos, son de tanta influencia estos “polítiquetos” que nuestra población solo mira lo malo y no se pone a pensar que son iguales a nosotros solo que con otros gustos.

Amigos gays tengo muchos, y sé las buenas personas que son; ellos tienen derecho, al igual que nosotros a enamorarnos y tener hijos, pueden que no sean propios, pero casos se han visto ya en otros países donde esto ya es legal, y, por palabras de hijos de homosexuales, dicen que no pueden tener mejores padres que esos. Me indigna el odio y el racismo que supuestamente “las mejores personas” son las que más critican. 


Justicia y verdad es lo que este país necesita para mejorar, si no hay respeto ni verdades por personas “importantes” como él, de qué manera vamos a cambiar, de qué manera tendremos un mejor futuro con personas así. Si no cambiamos nosotros, no podemos cambiar nuestra Colombia, somos nosotros quien elegimos, supuestamente, al mejor para cada ciudad, región o país, pero creo que, si seguimos dejándonos manipular, Colombia desaparecerá. 

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