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sábado, 5 de septiembre de 2015

El diario vivir con la Doble Moral

Por Álvaro Ezequiel Carrascal

La doble moral en Colombia hace parte del pan de cada día. Vemos post diarios, ya sea en Facebook, Twitter, Google+ o Tumblr, fotos por Instagram o Snapchat respecto a lo denigrante que es el reggaetón, pero nos encanta cuándo, en medio de la rumba, suenan canciones como “La Groupie” o “Mamisonga”; y pues, no sería nada raro, así como nosotros, quienes vivimos el día a día callejeramente, ver a altos funcionarios del estado vivir de la doble moral, ellos también son personas normales (cuyos cargos y sueldos están muy sobrevalorados pero, ajá) ¿No?

En la mayoría de los casos en los que he visto la doble moral, siempre va acompañada con lo religioso. De pequeño, todos tuvimos a esa vecina de avanzada edad (por no decir anciana o vieja) súper religiosa, aquella que no se perdía una misa los domingos o hasta tenía pintado en la pared algún versículo de la biblia, pero ay que cayera el balón en la terraza o en el patio; o ay de que te cogiera desprevenido en su terraza para lanzarte el baldazo de agua, doble moral, doble moral todos los viernes o sábados por la noche.

Tomando un poco el tema de la doble moral y lo religioso en la política, aquí se presencia claramente cómo, mientras muchos proclaman su religiosidad y lo buen católicos que son, sus acciones se encargan de decir todo lo contrario. El hecho de ser “Católicos Conservadores”, no quiere decir que tienen que ser los nuevos “Nazis Colombianos”; se sobreentiende que son conservadores, que como dicen por ahí, son “chapados a la antigua”, pero no por eso deben imponer su religión o su ideología política.

La religión siempre habla de ser buen amigo, hermano o persona, que hay que ayudar al prójimo, decir la verdad y no robar, y aun así vemos a estos altos funcionarios del estado, mentir, robar, dañar al prójimo y causar, en muchos casos, polémicas o problemas. Claramente, estos señores y señoras también son ciudadanos colombianos, personas de carne y hueso que, como nosotros, se equivocan y, como ya he mencionado antes, viven con la doble moral todos los días de su vida.


Al final, todo el mundo tiene el derecho de ser libre, de elegir o actuar como mejor le plazca, pero no por eso hay que menospreciar a las personas con gustos o ideologías diferentes a la tuya. La doble moral está bien, hablamos de proteger el medio ambiente, pero reconozcamos que de vez en cuando lo olvidamos y se nos cae la cajita de chicle al suelo o pisamos la colilla de cigarro y ahí lo dejamos. La religión no es mala, quienes la practicamos sí y, por eso, siempre hay que tratar de actuar y pensar si alguien se vería afectado con nuestra manera de actuar.

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