Al
menos, Blatter tuvo la decencia de retirarse tras los hechos de corrupción en
la FIFA; en cambio, Álvaro Uribe sigue ahí ocupando otros cargo políticos e
interviniendo en el Proceso de Paz.
Por Natalia Cujilema-
nattcujilema22@gmail.com
El
pueblo colombiano ha contado con la no tan buena suerte de estar dirigido por
12 años por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, cuyo hombre se ha encargado
actualmente de arriesgar todo lo que se ha intervenido en el proceso de paz en
La Habana (Cuba); por tal motivo, es normal ver noticias donde haya expresado
comentarios denigrando del gobierno de Santos y todas las personas que lo apoyan.
En lo que casualmente se ha vuelto un experto en lo que corresponde los temas de
siniestros aéreos.
En
cuanto a la caída del helicóptero de la Policía, se arroja que fueron por
causas del mal clima, pero, como siempre, el senador Uribe no tardó en atacar y
afirmar que lo ocurrido no fue accidental, era la forma de entender que se debía
detener la causa. Asimismo, ha publicado fotografías de soldados muertos por
Twitter donde da a entender que busca el morbo de la sociedad y no la supuesta
mirada de cómo el acuerdo de los mandatarios perjudica a la nación, y él sería
nuestro salvador, a través de sus políticas vanas.
El
sueño de un país sin guerras, ni muertes, sin familias destrozadas es anhelado
desde hace 50 años, si bien es cierto ahora más que nunca los colombianos
estamos más esperanzados tratando de creer que el conflicto armado cesará por
medio de los diálogos de paz, para sí dejarle a la futura generación que se
puede crear un cambio a paso de tortuga pero seguro.
Somos
un país que seguimos al primero que nos ofrece las primeras propuestas sin
pensar un poco, como aquella vez que Uribe convocó una jornada contra los
diálogos de La Habana llamada ´Marcha por la dignidad del país´. Hubo gran
apoyo por distintas ciudades, transmitidas por los canales nacionales; sin
embargo, antes hace falta hacer memoria, para recordar que los falsos positivos
no se olvidan, porque Colombia se respeta.
Si
de verdad queremos una patria digna, tenemos que empezar por hacer a un lado al
senador, sin ánimos de ofender es hablar de la realidad y que hace años no
tiene potestad en nuestra patria y, por consiguiente, renuncie a la fantasía de
ser el padre de la esperanza que logrará un país sin terrorismo, donde él, es
el primero en armar conflicto entre La Habana y Las Farc.
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