Nuestro país vecino, Venezuela, ha estado bajo la lupa
esta última semana. Comenzaron con el Tribunal Supremo de la Justicia
rechazando el fallo de la ONU, donde declararon el abuso de los derechos
humanos, y ahora con la decisión del presidente Nicolás Maduro, haciendo
racionamiento de energía. Esto consiste en declarar los viernes como festivos
para los funcionarios públicos, minimizar las jornadas laborales diarias y,
además, ajustar el horario nacional por 30 minutos.
Lo que el presidente no toma en consideración es que
el mayor consumo de energía del país no es en los sectores públicos, es en las
propias casas, y él invita a los venezolanos a quedarse en sus casas para continuar
consumiendo más energía. Además, se le suma, que es un país donde no hay
conciencia social de cómo se conserva la energía.
En el 2007, el difunto ex presidente Hugo Chávez,
adelantó el horario 30 minutos para que las horas se ajustaran al atardecer y
anochecer en un día. Decía que esto también ayudaría al consumo energético
hasta 300 megavatios diarios. Pero hasta ahora no se ha visto un gran ahorro
como se pronosticó. Los opositores explican que no es culpa del horario, es
culpa del gobierno por no hacerles los debidos mantenimientos o inversiones a
estos equipos. Ahora, el presidente actual, pretende que sus cambios, los
cuales son muy parecidos a los de Chávez, sean la solución.
Estas acciones son típicas del gobierno de Venezuela,
son decisiones tomadas por cualquier aconsejador del gobierno, sin mucha
investigación, e, inmediatamente, presentadas al público por el presidente. El
problema más grande de toda esta situación es que cualquier persona que quiera
expresar el contrario son metidas a la cárcel y no hay institución nacional o
internacional que los pueda defender.
Andrea Ángel Pizano
No hay comentarios:
Publicar un comentario