Avalar el matrimonio gay a estas
alturas del partido (dieciséis años después del inicio del siglo XXI), ha sido un gran triunfo para la comunidad
LGTB y, sin lugar a dudas, un gran avance para Colombia, puesto que gran parte
del mundo, en específico veinte países,
ya mira de manera normal este hecho. Ha sido muy criticado, en especial
por las personas creyentes a algún tipo de religión, y es que este es el
principal obstáculo, problema que no deja avanzar a muchos países.
Muchos se preguntarán porqué
metemos la religión en todo este rollo, y es que esta misma ha inculcado en las
personas que la naturaleza humana no puede ser modificada, porque un señor
llamado Dios así lo impuso, creencia que se refleja, principalmente, en edades
mayores de cuarenta años, y es que en la política, que es el lugar donde el
poder se muestra, la juventud escasea y el pensamiento arcaico aumenta.
Quizá no sea del todo rara la
situación que se pasa en el país, muchas de esas personas que se quejan no
saben utilizar un computador, razón que nos induce a pensar que aprender a
sobrellevar una noticia así y afrontarla les tomará tiempo, pero el avance que
se tendrá y la estabilidad emocional que generara la decisión, cambiará de
perspectiva de pensamiento que por años
se ha inculcado en las familias.
Y es que en el país existe una
ley que nos habla de la libre expresión de la personalidad, ver feliz a dos
personas no le hace daño a nadie, en este siglo, las cosas son más abiertas,
las aguas de la globalización han evolucionado muchos ámbitos, tecnológicos como emocionales. Hay que dejar
vivir la vida, porque para nadie es un secreto que esta decisión los legaliza,
pero en el pasado, ya existían parejas que lo único que les faltaba era el
matrimonio.
Escribió:
Ricardo Rodriguez
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