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sábado, 21 de mayo de 2016

Proceso de paz, ¿Impunidad o beneficios diplomáticos?

Creemos firmemente que para que se dé un proceso de paz exitoso con la Farc es necesario que se culmine la dejación de armas; además, que se realice un trabajo en conjunto con los colombianos donde no solo los guerrilleros puedan regenerarse, sino los ciudadanos comprendan el transcurso  de los acontecimientos actuales  para recibir sin temor a esos reintegrados en la sociedad.


Lastimosamente, es una realidad que para el presidente Juan Manuel Santos sus únicos intereses son lograr, a través del proceso de paz, una  buena relación con los otros países, aún si, incluso, esto ocasiona dejar algunos delitos de lesa humanidad como delitos políticos, olvidando el dolor de las víctimas que hasta el día de hoy piden una explicación o buscan los restos de sus familiares con la esperanza de poder encontrarlos y darle fin  a una agonía que los acompaña.

Sin embargo, nos preguntamos qué pasa con la educación de los ex guerrilleros, que en su mayoría son analfabetas, ¿de qué van a vivir? Ya se encargó el presidente de hallar estrategias para que estos tengan lo que legalmente está establecido en la constitución. Algunos de estos derechos son: vivienda digna, empleo, conocimiento, salud, entre otros. Amanecerá y veremos porque en este país el rico cada día es más rico y el pobre más fregado.

Señor presidente, Juan Manuel Santos, mientras no haya oportunidades para los pobres, podrá acabar con las Farc e, incluso, empezar negociaciones con el M-19, pero vendrán más grupos armados, o en su defecto bandas criminales que, a falta de una educación y progreso, serán presa vulnerable y no verán otra forma de salir adelante que  a través de la violencia o acabando el sistema de gobierno capitalista.

Y es que para que mentir, los que hoy en día están generando violencia en el país, son todos aquellos jóvenes y masas olvidados en los estratos más bajos de Colombia, en donde sus necesidades no se resuelven con un mercado cada cuatro años con promesas falsas en cada próxima elección de un nuevo presidente.


Por: María Alejandra Suárez.

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