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sábado, 28 de septiembre de 2013

En la tragedia ocurrida en el ‘Nigth Club’, negligencia de la Policía y de los ciudadanos

La actuación de los policías involucrados en los hechos en el ‘amanecedero’ en Bogotá ha sido cuestionada; los familiares de los seis fallecidos, sin duda, los acusan, pero muchos olvidan que también la ciudadanía tiene culpabilidad en la tragedia que se registró.

Por Fanny Medina Ariza

En los hechos ocurridos el fin de semana pasado en Bogotá, en el club nocturno ‘Nigth Club’, para los colombianos, los culpables de la muerte de seis personas son los policías, que rociaron gas pimienta debajo de la puerta. Aunque Medicina Legal determinó que esta sustancia no fue la causante del descenso.


Los hechos, en general, son confusos: el uso de gas pimienta, las causas de asfixia de quienes se encontraban  en el lugar, el actuar de los policías; sin embargo, no creo que la Policía tenga toda la responsabilidad en los acontecimientos.

Bien es cierto que no se debió usar gas pimienta como medio para provocar la evacuación de los ciudadanos dentro del lugar, pero si estos lugares funcionan ilegalmente y la ciudadanía lo sabe ¿por qué siguen asistiendo a ellos? las personas que se encontraban en el establecimiento sabían que estaban expuestos al ingreso de la Policía en cualquier momento. No hay necesidad de exponerse a este tipo de peligros nocturnos en sitios ilegales, mientras los ciudadanos sigan frecuentando los llamados ‘amanecederos’ o ‘clubes nocturnos’: es muy probable que se presenten situaciones similares.

Así mismo, la Alcaldía ha debido implementar medidas más severas para sancionar a los establecimientos. No se justifica que el sitio nocturno ‘Nigth Club’ estuviera funcionando cuando ya había recibido sanciones y en ocasiones anteriores estuvo sellado, precisamente, por las irregularidades en su funcionamiento.

Cuando se presentan incidentes como estos, en los que influye la negligencia de entidades que velen por el orden público como la Policía, es normal que los colombianos evadan su responsabilidad en los hechos y culpen totalmente al otro. Pero la realidad del asunto es que el actuar de los ciudadanos, los policías y las normas débiles tienen culpabilidad en estos eventos que involucran la vida de la ciudadanía.


Cada acto tiene su consecuencia y no es solo el actuar de los demás, nuestro propio actuar también influye. Como dice el viejo adagio, “es mejor prevenir que lamentar”. Evitemos como ciudadanos consientes infringir las normas, para que así tengamos la facultad de exigir justicia cuando sea necesario. 

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