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sábado, 21 de septiembre de 2013

La “gata” que reina en el “circo”

Por Ana María Gnecco

 "Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los que se encargan de ejercerla". Este conocido refrán parece calzar a la perfección en el polémico caso de la “reina” del chance Enilse López, mejor conocida como “la gata”. Por más de 6 años, esta criminal de cuello blanco ha logrado evadir la justicia con todo tipo de artimañas.

Si bien es cierto que el estado de salud de la empresaria, quien durante, aproximadamente, dos décadas fue la mujer más poderosa de la Costa Atlántica, gracias al negocio del chance, no es óptimo. Medicina Legal ha dejado claro que las condiciones de salud de López no son un impedimento para su reclusión.


A “la gata” la hemos visto en eventos sociales y políticos, mostrando que aún tiene poder, paseándose por las carreteras de la Costa Atlántica en camionetas blindadas con escoltas armados hasta los dientes, burlándose de la justicia colombiana. Al momento de expresar su opinión ante los medios, vemos una Enilse fuerte, decidida y amenazante, con las garras bien afiladas a pesar de sufrir desnutrición severa.

Las preguntas que saltan a la vista son, si no se tratara de la “reina” del chance, ¿no estaría esta mujer recluida en una de las cárceles del país?, ¿acaso no se puede tratar la desnutrición, principal problema de salud de “la gata”, en la cárcel? Muchas personas, en peores condiciones de salud, están pagando su condena, ¿por qué Enilse no?, ¿qué pasa con los órganos de justicia?, ¿son acaso las leyes estratificadas?, ¿por qué tantas condescendencias con López?

Es triste que el Estado proteja a una criminal que le ha causado tanto daño a este sufrido país, y más triste aún que permita que una “gata” manipule a su antojo los organismos judiciales del país que no han sido capaces de darle cumplimiento a la ley. Tantos han sido los actos ilegales, crueles y despiadados que ha cometido esta mujer que parece inconcebible que se le esté dando un tratamiento especial.


Enilse tiene a su disposición un numeroso y costoso séquito de seguridad y de atención médica que le permite continuar reinando en sus negocios, entre ellos la parapolítica. La ley está hecha y la condena dictada, solamente nos queda rezar para que los encargados de hacerlas cumplir se pongan los pantalones, destronen a la “gata reina” y acaben con la función del “circo” en que se ha convertido la historia de Enilse López.

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