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jueves, 26 de septiembre de 2013

TENSIONES Y RETOS ACTUALES DE LA DOCENCIA UNIVERSITARIA DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL Y EL PERIODISMO: LA ESCALERA HACIA EL FUTURO

Por Eduardo Marín Cuello

Analizar los retos y tensiones de la praxis de ser docente en una escuela o facultad de comunicación social y periodismo es sumergirse en un mar agitado, sobre todo si se tiene en cuenta lo mencionado por Fuentes Navarro (2012) en su artículo Campo académico de la comunicación: Desafíos para la construcción del futuro:
“En medio de las múltiples divergencias y distinciones que se han generado a lo largo del tiempo y el espacio en las escuelas universitarias de Comunicación, la preocupación por el futuro parece ser una constante prácticamente universal. La obsesión por responder (…) de la manera más inmediata posible, si esta carrera "tiene futuro" y cómo será en todo caso, podría considerarse un ingrediente intrínseco del campo, al menos en toda América Latina. (pág 41).

Esto me hace recordar una clase de Teorías de la Comunicación, cuando aún era estudiante de pregrado, en la que el docente daba a entender que esta ‘Ciencia’ tenía un futuro amplio y por andar; partiendo de un pasado corto y armado a retazos de otras ciencias sociales, principalmente de la Sociología -de la que él es un representante- y además estaba mezclada con el oficio de periodismo. Y que al terminar la carrera no seríamos ‘comunicólogos’ sino comunicadores sociales y periodistas: Un híbrido.

De entrada, ese ejemplo doxático -que ahora expongo- se me hizo claro al momento de hallar que sí, que eso ha ocurrido. Que hay muchos comunicadores y pocos ‘comunicólogos’ –entendidos como aquellos que toman como ‘lo otro’, para estudiar, a la comunicación-; lo cual ha generado una tensión fuerte y un reto del que no se puede huir cuando se empieza a tomar la responsabilidad de formar a los nuevos ‘comunicadores’.
Ante este fenómeno de mucho futuro por recorrer, entendido como la necesidad imperante de producir más conocimiento científico acerca de la comunicación, el ya citado Fuentes Navarro (2012) lo corrobora al decir:
“Una de las muchas paradojas que atraviesan el campo de la comunicación es que, aunque involucra a decenas de miles de sujetos (…), son relativamente muy pocos (y notoriamente insuficientes) quienes han tomado como objeto de indagación (o al menos de reflexión) sistemática la problemática que para tantos miles, durante tantos años, ha parecido de la mayor urgencia atender” (pág. 42)
Luego, Fuentes Navarro llega al punto máximo de la tensión y agrega que “Entre los muchos textos producidos por los analistas académicos latinoamericanos de la comunicación, son realmente escasos los orientados a formular las cuestiones esenciales del propio campo”. (pág. 42).

Entonces, como primer reto y de acuerdo a Fuentes Navarro, hay que empezar a avanzar en la producción del conocimiento a través de la investigación científica, principalmente involucrando a la mayoría de docentes, para que se integren a la producción de nuevos saberes epistemológicos, confronten en la práctica social ese conocimiento académico y, además, se avance en la consolidación de la especificidad disciplinaria y se refuerce lo que Mauricio Antezana, citado en Fuentes Navarro (2012) “llamó una vez la 'determinación socio-profesional', que tiende a reducir el estudio universitario de la comunicación a la reproducción de ciertos oficios relativamente establecidos”. (pág. 44)

De esto propuesto por Antezana en Fuentes Navarro, se puede indicar un nuevo reto, a partir de una tensión propiciada –a veces- por algunos docentes de las asignaturas de Comunicación provenientes del periodismo ‘puro y duro’ quienes tienen en sus venas la pasión por este oficio conocido como el ‘Cuarto Poder’.

Esta situación forma una disyuntiva sobre si se está formando periodistas o comunicadores; entendidos estos últimos como los académicos y que serían formados con una fuerte influencia de investigación científica, mientras los periodistas se ‘formarían’, en muchos de esos casos, en un modelo educativo “artesanal” como lo llamaron  Pestano, Rodríguez Wangüemert y Del Ponti (2011) al decir que este modelo corresponde a una concepción de formación de periodistas en la que se “considera al periodismo como un oficio y el proceso formativo se desarrolla exclusivamente en el entorno de trabajo. Se aprovechan los recursos humanos, infraestructuras y productos del medio para que sirvan como docentes, talleres y prácticas respectivamente”. (Pág 402). Esto sin duda, atasca el proceso que se quiere realizar con la comunicación, de la cual se podría seguir reflexionando pero la mayoría de autores tocan los mismos tópicos.

Ahora hay que tocar  otra tensión y es la que deriva de la otra parte del nombre de la carrera: social y periodismo. Las ciencias sociales y/o Humanas son el terreno del periodista que es un “cazador furtivo” en todas ellas, como asevera Manrique Grisales (2012, p. 112) al citar a Kapuscinski (2003, p. 18).

Manrique Grisales dice además que el periodismo, como objeto de formación, se revela como “un incierto terreno abonado por varias disciplinas de las ciencias sociales, las humanidades y la lingüística, entre otras, en el que resulta difícil inscribir “al mejor oficio del mundo”, como lo denominara Gabriel García Márquez”.
Pero para explicar este fenómeno más a fondo, Manrique Grisales hace una retrospectiva del caso Latinoamérica y –para favor de este escrito- lo aterriza en Colombia, con lo que hace el siguiente análisis del periodismo y su relación con la ciencia de la comunicación:
“Marques de Melo (1997) recuerda que Argentina y Brasil fueron los primeros países del continente que incluyeron al periodismo en el sistema universitario, en la década de los años 30. Vallejo (2006), precisa que en Colombia fue la Universidad Javeriana la primera en ofrecer estudios de periodismo en 1935.”
Con esto se indica que el Periodismo, como tal, estuvo primero; pero ya se notará  cómo se unió a la Comunicación Social.
“(…) en la década de los setenta, un proceso alentado por la Unesco, a través del Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina, Ciespal, propuso homogenizar los programas universitarios en periodismo bajo el rótulo de Comunicación Social. Para Marques de Melo (1997) “Ciespal comete la equivocación de transformar las escuelas pioneras de periodismo en Facultades de Ciencias de la Información sin evaluar la coyuntura internacional y sin observar la naturaleza de los modelos vigentes en las sociedades capitalistas avanzadas” (p.126). Manrique Grisales (2012. Pág. 112)
Lo cual originó lo que Manrique explica citando al mismo Marques de Melo: la creación de ““guetos comunicológicosal interior de las universidades, que en los años 80 “convirtieron las escuelas de Comunicación en fábricas de desempleados” (Marques de Melo, 1997, p.126)”.

Manrique termina explicando, al citar a Samper, que cuando se mezcló periodismo con comunicación se presentó la siguiente situación:
“Tengo la idea de que lo que siempre llamamos periodismo, en un momento dado se resolvió subirlo de estatus y ponerle corbata…
Entonces se llamó Comunicación Social. Pero en aras de una discusión razonable, es evidente que hay otra serie de carreras como la publicidad y las relaciones públicas que podrían considerarse Comunicación Social y, por lo tanto, serían hermanas del periodismo. (Samper, 2012 en Manrique Grisales 2012)”.
Sin embargo, esa “fábrica de desempleados” y esa ‘hermandad’ del periodismo con otras carreras que ‘también son comunicación’; mencionadas por Marques de Melo y Samper, respectivamente, en Manrique; se pueden explicar bajo la óptica de lo ocurrido en España al empezar a ser aplicado el “actual modelo universitario específico” que exponen Pestano, Rodríguez Wangüemert y Del Ponti (2011) al mencionar que la creación de títulos de comunicación que graduaran en Periodismo, Comunicación Audiovisual y Publicidad y Relaciones Públicas (Prensa, Medios Audiovisuales y Comunicación Organizacional, para el caso de la Universidad Sergio Arboleda Santa Marta, donde egresé) hacen que no se mantenga un referente teórico sino que se base en “la búsqueda empírica de las competencias profesionales que deben poseer los egresados” buscando “mayor sincronía entre la educación superior y el mercado laboral”. (p. 409).

Es decir, en la época en que el mundo empezaba nuevas dinámicas de mercado y los modelos económicos se transformaban debido a la Guerra Fría, la Comunicación, como ciencia social acompañada de otras, se funde con el Periodismo y crea las actuales facultades que saturan al mercado con jóvenes que, aparentemente, están entrenados para lo mismo; pero en el fondo están segmentados en al menos dos ‘demandas’ del mercado laboral que, al tiempo, tiene pocas ‘ofertas’.

En este sentido de Periodismo VS Comunicación hay que mencionar que se abre un reto aquí al intentar dialogizar desde la teoría y la confrontación de lo académico en la práctica a estas dos profesiones que, hace algún tiempo crearon un híbrido muy popular en América Latina, y desde entonces han estado en constante fricción por lo visto en Manrique Grisales (2012) quien expresa:
“Mellado (2010) precisa que “las escuelas de periodismo y las facultades de comunicación hoy se enfrentan a la dificultad de unir de manera armoniosa el contenido de las técnicas periodísticas, con las bases teóricas y el estudio de la comunicación social” (p. 277)”. (Pág 113)
Y continúa en su cita a Mellado (2010. pág. 279) diciendo que esto se ha propiciado porque “varios académicos latinoamericanos (…) consideran que “la incorporación de los estudios de comunicación ha dañado la identidad del periodismo”; mientras otros, “en cambio, aseguran que “ha sido justamente la comunicación la que le ha dado al periodismo un estatus de profesión y no de oficio” (p.113). Mostrando la disyuntiva que reta a construir un diálogo, un acuerdo en pro de seguir hacia el futuro de la Comunicación y del Periodismo, no sólo como oficio tradicional de ‘contarle el mundo al mundo’; sino además como uno de los enfoques analíticos de la misma comunicación.

Finalmente, un reto que no puede quedarse por fuera de este análisis es el de los avances tecnológicos que mueven a la sociedad y alteran sus formas de comunicarse. La Universidad, inmersa en la sociedad y, ya sea lamentable o positivamente, influenciada por las dinámicas de mercado laboral (otro aspecto social sin duda) debe empezar a acoger la enseñanza de la comunicación On-Line puesto, según lo que señala Tejedor Calvo, S. (2008), en su artículo Ciberperiodismo y universidad: diagnósticos y retos de la enseñanza del periodismo on-line:
“…la formación de profesionales de la comunicación on-line preparados para responder a los retos del nuevo escenario laboral que establece la red de redes se convierte en un hito fundamental para las facultades de ciencias de la comunicación. Éstas han de ser capaces de formar a los futuros profesionales en las nuevas destrezas y conocimientos que exige Internet. Sin embargo, la universidad no ha logrado, por el momento, salvo algunas iniciativas excepcionales, incorporar con éxito el ciberperiodismo en sus planes de estudios.” (Pág. 25)
Esto indica que este futuro cercano, inmediato y que evoluciona al instante a ‘velocidad luz de carga y descarga’ es otro reto que se suma a la escalera alta que debe subir la Comunicación para ir recorriendo ese futuro amplio e ir dejando en los compilados académicos agregados al poco pasado que posee. Para lograrlo, la Investigación será el principal motor que permita entender la esencia y la trascendencia propia de esta Ciencia que formó híbridos con el Periodismo, que intentaba construir su propia razón de ser cuando se encontró con hermanos ‘hijos de las necesidades de la sociedad’. El conocimiento que se construya será proporcional al futuro que se devele. Conociendo la escalera, empiezo a subirla.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
·         Fuentes Navarro, R. (2012). Campo académico de la comunicación: Desafíos para la construcción del futuro. Signo y Pensamiento16(31), 41-50.

·         Manrique Grisales, J. (2012). Enseñar periodismo para leer y narrar la sociedad del siglo XXI. Cuadernos de Información, Enero-Junio, 111-122.

·         Pestano, J., Rodríguez Wangüemert, C. y Del Ponti, P. (2011). Transformaciones en los modelos de formación de periodistas en España. El reto europeo. Estudios sobre el mensaje periodístico. Vol. 17, núm. 2, págs.: 401-415. Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense.


·         Tejedor Calvo, S. (2008). Ciberperiodismo y universidad: diagnósticos y retos de la enseñanza del periodismo on-line. Anàlisi: quaderns de comunicació i cultura, Vol. 36, págs.: 25-39.

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