Buscar en este blog

martes, 10 de septiembre de 2013

El poder de la palabra


Por Jennifer Polo Cambronell

El vallenato es el género musical por excelencia más representativo de la región caribe colombiana; se caracteriza por sus letras escritas en versos románticos, de despecho y amor que terminan por revelar vivencias reales. Muchos son los artistas que se han encargado de cruzar las fronteras con este estilo de música, llevando las melodías del acordeón a otros países, pero ¿en qué consiste su éxito? ya que es algo fácil de observar, pero para muchos, difícil de aceptar.

Un claro ejemplo de lo anterior es el reconocido cantante vallenato  Silvestre Dangond, quien tras su indudable éxito, ha generado miles de controversias ya sea por su modo de expresarse o sus diversos bailes.Es por esa razón que el periodista Alberto Salcedo Ramos, decide dar su opinión con base en su amplio conocimiento del vallenato, haciendo evidente su total desacuerdo con la forma en que ha manejado su carrera el artista.

¿Es acaso justo calificar la carrera de un artista etiquetándolo como el peor?, y más aún ¿es necesario hacer uso de un lenguaje soez y ordinario para ello? ¿no se puede opinar sin agredir? En ese sentido  el periodista incurre en su propio señalamiento; si su intención era la de describir la percepción que tiene del artista, a lo que a mi respecta, de cierta forma siento que puso en practica lo que tanto criticó del exponente.

En este momento, es preciso recordar que Silvestre es un ser humano de carne y hueso que como muchos quiso salir adelante y formó su carrera en torno a la música; de qué manera lo hizo y cómo ha hecho para mantenerse es lo que se debería respetar. 

Así mismo es importante resaltar el daño que le puede causar al artista este tipo de señalamientos por parte del periodista, quien sin medir palabras pone al descubierto todo su desacuerdo. Es aquí donde debemos recordar que los periodistas al ser orientadores de opinión, así como podemos darle fama y estatus a una persona,también con nuestra opinión se puede acabar la carrera de una figura pública. 

 Finalmente, mi conclusión se resume en el dicho, "para los gustos, los colores", todos y en especial los periodistas como orientadores de opinión deben respetar el sello personal que le imprime cada artista a su carrera, sea malo o bueno el desempeño de este quienes podrían juzgarlo serían los seguidores, y si estos no lo abandonan en el proceso es porque  están de acuerdo con sus actos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario